LA IGLESIA CATOLICA EN CUBA
EDITADO POR LA OFICINA DE PRENSA VERDAD Y ESPERANZA,
COMISION CENTRAL PREPARATORIA PARA LA VISITA DEL PAPA

Cristóbal Colón llegó a la costa norte oriental de Cuba el 27 de octubre de 1492. Desembarcó en un lugar conocido como Gibara, y lo que vio provocó la conocida frase: "esta es la tierra más hermosa que ojos humanos vieron". Con la llegada del europeo, el descubridor procedente del viejo mundo cristiano, comenzó la evangelización de la Isla. Una evangelización de grandes virtudes, acompañada de una conquista donde no faltó el despotismo. Contra los intereses de los primeros colonizadores, más preocupados en la obtención de ganancias que en la salud física y espiritual de los indios, se alzaron las figuras misioneras de Fray Juan de Tesin, franciscano; Bartolomé Olmedo, Juan Zambrano y otros sacerdotes mercedarios; y el dominico Fray Bartolomé de las Casas.

De cualquier forma, al iniciarse la colonización de América, el Rey Fernando V logró concertar con el Papa Alejandro VI un convenio, conocido como Patronato, mediante el cual la Corona se comprometía a propagar y mantener la religión en los países conquistados, obteniendo como propiedad del Estado los diezmos de la Iglesia en el nuevo mundo. El Patronato también permitía al Rey el nombramiento de los obispos para la nuevas sedes, obteniendo juramento de respeto, así como la prerrogativa de sancionar las bulas apostólicas antes de que fueran legalmente aplicables. Todo ello, desde el inicio, condicionó en gran medida el trabajo evangelizador de la Iglesia en el nuevo mundo. Sin embargo, el peso de las virtudes cristianas marcó definitivamente la cultura matriz de lo que serían después las naciones latinoamericanas, entre ellas Cuba.

Desde la primera misa de la cual se tiene noticia, celebrada el 13 de julio de 1494 en Jatibonico, territorio de la actual provincia Ciego de Avila, hasta fines de la década del 50 del actual siglo, el andar de la Iglesia en Cuba estuvo definido primero, por la condición de colonia; después, por la encarnación en el contexto social cubano.

A diferencia del resto de América Latina, Cuba mantuvo su status colonial durante casi 400 años. Siendo provincia española de ultramar, los intereses de las clases dominantes respondían a los intereses de la Corona española. No obstante lo anterior, fue precisamente en las aulas del Colegio Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana, donde comenzó a madurar el concepto de cubanía. A la sombra del obispo español Juan José Díaz de Espada, el presbítero habanero Felix Varela fue despertando en sus discípulos un sentido de compromiso personal que, a mediano plazo, fue abriendo las mentes al compromiso social. Por ello se afirma que el Pbro. Félix Varela fue quien primero nos enseñó en pensar como cubanos.

DOS MOMENTOS.
Para comprender mejor la Iglesia que encuentra Juan Pablo 11 en Cuba a fines de] siglo XX, es preciso hacer una inevitable diferenciación en dos etapas, pues la revolución social de 1959 produjo no sólo transformaciones políticas, sociales y económicas, sino que también incidió en la religiosidad de todo el pueblo.

ANTES DE 1959.
A fines del siglo XIX existían en Cuba dos sedes plenas: el Arzobispado de Santiago de Cuba, fundado en 1516 como obispado de Cuba, y La Habana, erigida diócesis en 1787. Con la independencia (1898) y el nacimiento de la nueva República (1902), se crean nuevas provincias civiles y surgen las nuevas diócesis de Pinar del Río y Cienfuegos (1903); más tarde Matanzas y Camagüey (1912) . Con el aumento del clero nativo creció también el trabajo caritativo y social de la Iglesia. Los movimientos y asociaciones comenzaron a proliferar en la isla: Orden de los Caballeros de Colón (1909); Academia Católica de Ciencias Sociales (1922); Damas Isabelinas (1925); Federación de la Juventud Católica Cubana (1928); Asociación de Caballeros Católicos de Cuba (1929). En los años 30 crecieron la Juventud de Acción Católica, la Juventud Católica Campesina y la Agrupación Católica Universitaria, entre otros.

En 1941, el P. Manuel Foyaca sj. recorría el país y fundaba el movimiento Doctrina Social Cristiana, inspirando la acción social del laico católico, dando origen a los primeros esfuerzos de la Democracia Social Cristiana en Cuba. In 1947, se fundó la Juventud Obrera Católica. Esta organización fue de gran importancia en la formación de líderes católicos. A fines de los años 50, se contaban 225 instituciones católicas dedicadas a la asistencia social. En 1945, el Papa Pío XII nombra Cardenal al Arzobispo de La Habana, Manuel Arteaga, primero de Cuba y de toda la región de Centroamérica y el Caribe. Era un reconocimiento al crecimiento de la Iglesia católica cubana.

En 1957 existían en el país 670 sacerdotes, para una población de 6,500,000 habitantes, esto es, un sacerdote para 9,700 habitantes; 158 comunidades religiosas femeninas y 87 comunidades religiosas masculinas funcionaban en el país, ya fuera en centros asistenciales, de enseñanza o conventos de clausura. En el campo de la enseñanza funcionaban 53 escuelas católicas para varones y 110 para niñas; en la enseñanza superior trabajaban ya la prestigiosa Universidad Católica Santo Tomás de Villanueva, de los padres agustinos; la de Belén, regida por los jesuítas y otra de los Hermanos de La Salle. En 1954, una encuesta realizada por la Agrupación Católica Universitaria (ACU) para determinar la religiosidad de la población cubana, arrojó que el 96,5 % de las personas creían en la existencia de Dios. Además definía:

Católicos       72.5 %
Sin religión ..  19.0%
Protestantes .   6.0%
Espiritistas .     1.0%
Santeros .. .     0.5%
Masones .        0.5%
Hebreos ... .... 0.5%

La acción social inspirada en una ética cristiana comenzaba a hacerse sentir por esta época. Muchos católicos, y cristianos de otras confesiones, se unirían a las distintas formas de oposición al gobierno dictatorial de Fulgencio Batista. Una buena parte de los dirigentes de la revolución cubana crecieron manteniendo un código de conducta cristiano y se les podía considerar, antes, durante o inmediatamente después de la lucha de la Sierra Maestra, como católicos. Pero no sólo laicos católicos se unieron al movimiento revolucionario en la clandestinidad de la ciudad o en la guerra de la Sierra. Varios sacerdotes cubanos sirvieron como capellanes en el Ejército Rebelde, a petición de las tropas y contando con el permiso necesario de los obispos. En las ciudades, otros sacerdotes integraron el movimiento clandestino 26 de Julio, como enlaces o tesoreros y, en ocasiones, refugiaron en los templos a algún perseguido.

Entre la jerarquía, se destacó por su activa labor el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Enrique Pérez Serantes. Nacido en España, se recibió como Doctor en Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana en Roma. Es ordenado sacerdote en septiembre de 1910, comenzando una carrera religiosa que se prolongó por seis décadas, manteniéndolo muy vinculado a los problemas sociales del país. Como sacerdote de La Habana, firmada en 1913 el Centro Obrero y su revista "El Faro"; dirige un Comité Caritativo de ayuda a obreros tabacaleros despedidos en 1914.

En 1916, como Vicario General de Cienfuegos, escribe una carta pidiendo poner fin a las luchas sangrientas entre partidos políticos. En 1922 es nombrado obispo de Camaguey, dedicando grandes esfuerzos a la enseñanza católica; por su acción social en apoyo a la necesidades de los obreros, es declarado "Hijo Adoptivo" de Camagüey en 1933. En 1948, es nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Al producirse el ataque revolucionario al Cuartel Moncada (1953), y enterado el Arzobispo de la masacre que se comete contra los que son detenidos, interviene ante las autoridades militares para salvar la vida de quienes habían sobrevivido y escapado, entre ellos el líder Fidel Castro, misión que cumplió personalmente.

Durante la guerra revolucionaria escribió gran cantidad de cartas pastorales pidiendo el restablecimiento del orden y el fin de la guerra fratricida; entre ellas: "Queremos la paz"; "Invoquemos al Señor"; "Basta de Guerra". Después de 1959, sus cartas pastorales continuaron: "Vida Nueva", escrita en enero, saluda al nuevo gobierno; en "la Enseñanza privada", escrita poco después, llama la atención sobre ataques que apuntan a las escuelas privadas. En 1960, manifiestas ya las tensiones entre la Iglesia y el nuevo Gobierno revolucionario escribe "Por Dios y por Cuba"; "Ni traidores ni parias"; "Roma o Moscú"; "Vivamos en Paz" y "Con Cristo o contra Cristo". Murió el 18 de abril de 1968, primer jueves de Pascua, a la edad de 84 años.

DESPUES DE 1959.
La Iglesia católica en Cuba compartió, junto a todo el pueblo cubano, el júbilo por el fin de la guerra y el inicio de una nueva era en la vida del país. En agosto de 1960, los obispos cubanos dirigen una carta al entonces Primer Ministro, Dr. Fidel Castro, en la cual expresan su satisfacción por las medidas que se toman para beneficio de la población, como la ley de Reforma Agraria; en el mismo documento señalan con preocupación el acceso de figuras marxistas en las esferas del gobiemo, pues la Revolución no se había declarado socialista. La respuesta a los obispos, marcó un largo camino de tensas relaciones entre la Iglesia y el Estado en Cuba.

En abril de 1961, se declara la revolución socialista. Esto representó un conflicto para muchos cubanos, también para muchos vinculados activamente a la Iglesia, impreparados para encarar la implantación de un proyecto social de animación marxista - leninista. Entre las fuerzas que se oponían al Gobierno revolucionario, se encontraban también hombres y mujeres de fe, tanto católicos como protestantes y, con probabilidad, no faltaron religiosos que, como en otros momentos y lugares, respaldaron o simpatizaron con la oposición. Aparentemente, el carácter institucional de la Iglesia fue interpretado como un poder amenazante, lo cual, unido a la crítica relación entre los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos y a la implantación progresiva de métodos de corte soviético, fue deteriorando progresivamente las relaciones Iglesia - Estado en Cuba.

Una de las medidas más radicales que afectó a la Iglesia fue la expulsión, en 1961, de 131 sacerdotes en el vapor español "Covadonga", entre ellos el Obispo Auxiliar de La Habana Mons. Eduardo Boza Masvidal, hoy Vicario General en Los Teques, Venezuela. Por otras vías, otros sacerdotes fueron presionados para abandonar el país y otra gran cantidad de sacerdotes y religiosas abandonó voluntariamente el país, al ser expropiados las escuelas y otros centros asistenciales. Varios seminaristas que realizaban sus estudios fuera de Cuba no obtuvieron permiso para regresar. En pocas semanas, el número de sacerdotes, religiosos y religiosas, se vio reducido drásticamente. Quedaron apenas unos 200 sacerdotes; las comunidades religiosas femeninas pasaron de 158 a 43, las masculinas de 87 a 17. Con el establecimiento de la sociedad socialista el trato con las religiones en Cuba siguió los métodos del bloque socialista de Europa oriental. Aunque nunca llegó a alcanzar los niveles de gran control sobre la Iglesia católica, pues, por ejemplo, el nombramiento de obispos en Cuba no necesitaba de la aprobación del Gobierno, los obispos ordenaban sin impedimentos a los sacerdotes y nunca se constituyó una Iglesia Nacional. Las acciones aplicadas hicieron disminuir sensiblemente la vida de la Iglesia. El ateísmo se convirtió en una "religión", según reconoció años más tarde el Presidente Fidel Castro, algo que. evidentemente, ha quedado en el pasado.

Ese ateísmo se manifestó de diversas formas, y afectó a las diferentes iglesias cristianas. La discriminación religiosa, que impedía acceder a determinados puestos profesionales o al estudio de algunas carreras universitarias, unido a la presión social sobre las familias para persuadirles de mantenerse alejados de los templos, continuó acelerando la disminución de los feligreses. A ello se unió un sistema educacional ateo que negaba toda trascendencia espiritual, sentando las bases del ateísmo de Estado, sancionado en la Constitución de 1976.

En 1986, la Iglesia católica celebró el primer Encuentro Nacional Eclesial Cubano, (ENEC), después de un largo período de reflexión eclesial nacional en el cual tomaron parte todos los miembros de la Iglesia. El ENEC, a partir de una atenta reflexión sobre el pasado, sentó las bases de la Iglesia cubana hacia el futuro. Fue el más serio replanteo de la Iglesia para elaborar un plan pastoral acorde con la realidad social. La Iglesia comenzaba así a desembarazarse de viejos conceptos y prejuicios, comprometiéndose a ser orante, encarnada y evangelizadora en medio de la sociedad. Se puso fin a una pastoral de conservación y se dio inicio a una pastoral más activa, sobre todo en la línea de un anuncio explícito del mensaje evangélico, y orientada a lograr un mayor espacio de participación social del laico. Por esos años se había producido un incremento de la feligresía católica y de otras manifestaciones religiosas.

En 1991, el IV Congreso del Partido Comunista aprueba el ingreso de creyentes a sus filas. En 1992, se introducen modificaciones a la Constitución y se declara el carácter laico del Estado cubano.

En septiembre de 1993, los Obispos cubanos hicieron pública una carta pastoral titulada "El Amor todo lo espera". Rememorando los valores tradicionales de Cuba, tanto religiosos como culturales, los obispos se referían al deterioro de la situación económica, social y política en el país, y propusieron, como única vía capaz de solucionar los problemas, el diálogo nacional. Un diálogo que buscara soluciones y no culpables, donde nadie quedara excluido. El mensaje de los Obispos tuvo una acogida muy favorable entre la población en general, tanto católicos como no católicos, creyentes y ateos. Sin embargo, la prensa oficial publicó fuertes críticas al documento episcopal, dando muestra de una lectura equivocada del mensaje de los Obispos, pues sólo se interpretó en clave política.

Cáritas - Cuba, creada en 1991, fue extendiendo su acción a todas las diócesis, vicarías y parroquias del país. La Pastoral Penitenciaria, que incluye también atención a las familias de los prisioneros, aunque con limitaciones, amplía el trabajo pastoral de la Iglesia. Es creciente el número de laicos interesados en el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia.

PUBLICACIONES CATOLICAS.
Una de las formas más utilizadas en los últimos tiempos por la Iglesia como medio de evangelizar, son las publicaciones diocesanas, existentes ya en todas las diócesis, excepto la última en constituirse, Bayamo-Manzanillo. El interés y necesidad de comunicar y el no acceso a los medios de comunicación existentes en el país, han motivado el desarrollo de modestas publicaciones católicas, las que han logrado captar el interés tanto dentro como fuera de la Iglesia. Algunas incluyen temas variados, tanto de cultura como de economía, ciencia, sociedad y religión; otras, tratan temas más específicos, al ser realizadas por grupos católicos con intereses más delimitados, como son Cáritas, la Oficina Católica del Cine o el Movirniento Farniliar Cristiano. Vida Cristiana es un suelto, única publicación con alcance nacional, se distribuye cada domingo en los templos del país y alcanzó los 30 años de vida.

CASAS DE MISION. Además de las 163 escuelas católicas, el Seminario Interdiocesano "El Buen Pastor", universidades y bienes de otro tipo que fueron expropiados en la década del 60, hay que añadir más de 100 templos católicos, de los cuales se han recuperado 6. No han vuelto a construirse templos católicos en las últimas cuatro décadas; de los existentes muchos se encuentran en estado de deterioro y otros se han derrumbado; en la Diócesis de Cienfuegos se celebra la Misa en 12 templos sin techo. Por todo lo anterior, y ante el crecimiento de la población católica, familias que residen en nuevas urbanizaciones o pueblos sin templos, prestan sus casas para impartir catequesis, celebrar la Misa o compartir la lectura del Evangelio. Existen actualmente en el país 560 casas de este tipo, conocidas como casas de misión.

¿CUANTOS CATOLICOS HAY EN CUBA? La Iglesia católica no ha podido repetir una encuesta como la realizada por la Agrupación Católica Universitaria (ACU) en 1954. No obstante, hay algunos estimados. El creciente número de personas que se acercan hoy a la Iglesia por primera vez a recibir los sacramentos, o el regreso de otros que se apartaron años atrás, es el reflejo de la religiosidad viva del pueblo cubano. Una encuesta realizada en 1987 por una entidad gubernametal, anunciaba que el 86 % de la población cubana creía en la existencia de Dios, pero al referirse al número de personas que integraban una religión, utilizaba conceptos limitados, de tal manera que, por ejemplo, católicos serían sólo los que asisten cada domingo al templo. Nunca ha sido este el criterio considerado por la Iglesia católica, en ningún país. La encuesta de 1954, que refería 72,5 % de católicos, hablaba de 24 % de práctica religiosa dominical.

Con la disminución de la práctica religiosa católica en Cuba, muchas personas, temerosas de ser vistas en un templo, se limitaron a la devoción personal y privada del hogar; no pocos se acercaron a las prácticas de la santería, como necesidad de expresión religiosa, realizadas en casas particulares; otros simplemente renunciaron a su fe. En los últimos años el número de niños que recibe catecismo ha crecido un 500 %; el número de los bautizados, confirmados o casados por la Iglesia, ha crecido alrededor de un 250 %. El 70 % de las personas que mueren, reciben responso cristiano en la capilla que conserva la Iglesia en el cementerio de La Habana. En las misas públicas que ha presidido el Cardenal Ortega en La Habana, se han realizado sondeos entre las personas que se mantienen en la periferia del gran grupo y no son miembros de comunidad parroquial alguna. El sondeo se ha realizado en cuatro misas, a un total de 84 personas. Los resultados son los siguientes: - el 78,5 % se considera católico. - el 76,1 % ha sido bautizado en la Iglesia católica. - el 69,9 % conoce las oraciones principales de la Iglesia (Padre Nuestro, Avernaría). - el 16,6 % practica la santería. Sin ser una encuesta rigurosa, el sondeo realizado tanto en zonas urbanas como rurales, permite una aproximación al status religioso de la población, pues desde la encuesta realizada en 1987 por la entidad gubernamental, la práctica religiosa ha crecido considerablemente en Cuba. Mucho se ha hablado también del sincretismo y la santería en Cuba. Sin embargo, de acuerdo con los ritos de la santería, nadie puede ser iniciado si no ha sido bautizado antes por la Iglesia Católica; con frecuencia asisten a Misa, tanto por los difuntos como por los santos católicos de su devoción; muchos de estos hermanos se consideran ellos mismos católicos.

El Documento Final del ENEC del año 1986, recoge en el punto 110 lo siguiente: "(La) pertenencia a la Iglesia Católica no puede medirse por el número de fieles que asisten semanalmente a los templos. Los que piden el bautismo para sus hijos, los que solicitan que se celebren misas por sus difuntos, quienes masivamente acuden a los santuarios en fechas señaladas... los que veneran en sus casas crucifijos e imágenes religiosas en forma visible y aun reservada, aquellos que saben las oraciones de la Iglesia y las enseñan a sus hijos... todos esos hennanos nuestros que en su fe tienen como referencia obligada la Iglesia católica, sus templos, sus rezos, sus tradiciones y fechas, y a quienes la religión católica les sirve de cauce para expresar su relación con Dios o lo sobrenatural, pertenecen, de algún modo, a la Iglesia". Sin poder realizar una encuesta rigurosa, es posible decir que aproximadamente el 70 % de la población cubana es católica.

EN EL UMBRAL DE LA ESPERANZA CRISTIANA. La Iglesia considera que ha avanzado mucho en los últimos años, mas no considera esto como un triunfo propio, sino un estado de gracia concedido por Dios. En los últimos años, hemos sentido la cercana presencia del Papa Juan Pablo II, cuya visita hemos esperado por mucho tiempo. Las duras pruebas del pasado reciente, en las cuales tomaron parte tanto obispos como sacerdotes, religiosos, religiosas y especialmente los laicos, cuyo testimonio diario en ambientes no siempre acogedores ha servido para mantener y estimular la esperanza de esta Iglesia, han preparado una Iglesia más sólida y madura, pero también más abierta al encuentro con los demás hermanos que componen la familia cubana La Iglesia no guarda rencores ni mira con nostalgia al pasado. Lo vivido lo ofrece a Dios y manifiesta su deseo de trabajar por el bien de todos los cubanos.

La Iglesia católica en Cuba espera, aquí y ahora, poder cumplir su misión cultual, caritativa y profética. La Iglesia desea continuar promoviendo comunidades católicas vivas y dinámicas; desea ayudar en la formación de sus miembros, de acuerdo con las necesidades de los tiempos que vivimos y ante el desafío de un pueblo por evangelizar; desea llevar adelante su tarea de promoción del hombre y la mujer cubanos, por tanto tiempo necesitados de Dios, acompañándoles a cruzar el umbral de la esperanza que nos conduce hacia el Tercer Milenio de la Era Cristiana.


Esta versión electrónica del documento la realizaron
Las  Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. SCTJM.

siervas logo
Regreso a página principal