La Basílica de la Virgen del Pilar es la mas extraordinaria que tiene España como prueba de una antiquísima y profunda devoción por la Santísima Virgen María. Esa gran basílica mariana con sus once cúpulas y sus cuatro campanarios es famosa en el mundo entero, puesto que en el año 40 AD se apareció ahí la Madre de Dios al Apóstol Santiago. La Virgen vino mientras aún vivía en la tierra. Es decir apareció en carne mortal. Desde entonces, a través de los siglos, ha mostrado su protección especial con repetidas gracias, milagros y portentos, ganándose la piedad de los españoles, que le tributan culto con gran devoción.
El interior de la Basílica es de una gran belleza y una serena grandiosidad. Toda la traza del templo está acomodada a la idea, siempre defendida por el Cabildo del Pilar, de no mover de su sitio la Sagrada Columna de la Virgen.
La Basílica de Nuestra Señora del Pilar es visitada por millares de personas cada día. Son los hijos que vienen a rezarle a su madre quien nunca los abandona.
Historia de la Basílica
Al principio del siglo XVI, el arzobispo Alonso de Aragón, hijo del rey católico, transformó en estilo gótico la iglesia anterior, erigida en el lugar mismo de la aparición de la Virgen, que quedó así incluida desde entonces dentro del templo; el lugar mas sagrado de esta capilla lo constituía y lo sigue constituyendo el que ocupa la santa columna, su mas preciada
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reliquia, en la que se asienta la imagen de la Virgen.
Por la necesidad que se vio de cobijar a las inmensas muchedumbres de peregrinos y poder atender mejor a los numerosos asistentes en los actos de culto, en 1681 se puso la primera piedra del nuevo templo, donde se incluyó también la santa capilla, conservando intacto el lugar de asentamiento de la columna de la Virgen. En 1872 se concluyeron las diversas capillas y cúpulas, mas tarde se añadirán las cuatro torres, la última se concluyó en 1961.
Los sitios de Zaragoza, (1808) durante la guerra de independencia, dieron notoriedad a la devoción de la Virgen del Pilar. Junto a su manto se reunía el pueblo buscando en ella protección y aliento; se le representaba velando el sueño de los soldados y se le nombró: "capitana de la tropa aragonesa". Un siglo mas tarde en 1908, la devoción a la Virgen del Pilar, afianzo su dimensión hispánica con el tributo que se le ofreció de todas las banderas de las naciones hispanoamericanas, que cuelgan actualmente en los muros del Pilar.
El Papa Juan Pablo II en 1984, al hacer escala en su viaje a Santo Domingo para iniciar la conmemoración del descubrimiento de América, reconoció a la Virgen del Pilar como "patrona de la hispanidad".
No nos podemos olvidar la importancia que tuvo en aumentar la devoción a la Virgen del Pilar, la guerra civil de 1936-1939. Las tres bombas que cayeron sobre el templo no estallaron y muchos vieron en este hecho un signo de la especial protección de la Virgen sobre las tropas nacionalistas. De toda España acudían peregrinos a pie a dar gracias a la Virgen por haberlos librado de los peligros de la guerra.
Ver también: La Virgen del Pilar: historia
Actividades en el Santuario del Pilar: Misas, confesiones, rezo del Santo Rosario en la capilla de la Virgen, paso de los niños (a la Virgen del Pilar) y museo pilarista.
Información para visitas al Pilar
Peregrinaciones marianas: Tel 976-39-58-63
Sacristía Mayor del Pilar: Tel 976-39-74-97
Cabildo de Zaragoza: Tel 976-29-12-31
BASILICA PARROQUIA DE
SANTA ENGRACIA
Y CRIPTA DE LAS SANTAS MASAS
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En el tiempo de Cristo, Zaragoza era una rica villa romana. Después de la tolerancia con que trataban a los cristianos durante el mandato de Galileo (202A.D.), su sucesor, el emperador Diocleciano (285-305A.D.), en sucesivos decretos, ordenó persecuciones generales contra ellos en todo el mundo romano.
En España los mártires comenzaron a caer en Gerona y terminaron en Zaragoza. El historiador Prudencio recogió muchos de sus nombres poco antes del 400 A.D.
En Zaragoza murieron por Jesucristo Sta. Engracia y sus dieciocho compañeros: Lupercio (su tío), Optato, Suceso, Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frontonio, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio, Matutino, Casiano, Fausto y Januario.
La Roma que se jactaba de ser la creadora del derecho y la defensora de la justicia se mancha con sangre inocente.
Además de Santa Engracia y sus compañeros, los mártires aquí enterrados incluyen a Luperto y Lamberto cerca de sus urnas se conservan las "Santas Masas" para designar a una multitud de mártires cuyos nombres se desconocen.
Santa Engracia -patrona de Zaragoza- y sus compañeros fueron al martirio en el año 303. Era ella una noble joven que visitaba a Zaragoza procedente de otras tierras. Por su fidelidad a Cristo sufrió grandes torturas. La azotaron asida a una columna, fue arrastrada por la ciudad atada a la cola de un caballo y por fin le hincaron un garfio de hierro en la frente. El cuerpo de la Santa fue sepultado honrosamente en una urna de mármol y los dieciocho compañeros fueron puestos en un sepulcro contiguo.
Junto a la basílica que se construyó en este lugar para honrar a los mártires, se fundó un monasterio en el 592 A.D. Aquí estudió San Eugenio y San Braulio fundó su "escuela episcopal".
El rey de Aragón, Juan II agradeció a la santa por su exitosa operación de cataratas y como agradecimiento construyó el Monasterio de Santa María de las Santas Masas.
Esta es la segunda iglesia de Zaragoza, después de la Basílica del Pilar. En ella se conservó el culto a pesar de la dominación musulmana. En 1389, al excavar una zanja, se descubrieron nuevamente los sagrados enterramientos con los restos de los santos mencionados y muchos otros.
Los ejércitos de Napoleón invadieron desde Francia causando la destrucción del monasterio pero no pudo destruir la veneración a los mártires que siguen victoriosos su misión de ser testigos ejemplares de la vida cristiana. La actual iglesia sobre la cripta es del 1899.
Oración
Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tus mártires, Santa Engracia y sus compañeros, nos concedas el don de fortaleza con el que ellos salieron victoriosos en el martirio, y que como ellos seamos tus testigos ante el mundo. Amén.
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Los mártires nos retan al amor, no el amor ideado por el mundo sino el verdadero que es solo Cristo. El amor que da su vida y no cuenta el costo. Venimos aquí para pedir la intercesión de estos valientes amantes, maravillados al constatar a donde se puede llegar con el poder del Espíritu Santo.
Santa Engracia y santos mártires, rueguen por nosotros.
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