Pier Giorgio Frassati nació en Turín, Italia el 6 de abril de 1901. Su madre, Adelaida Ametis, era pintora. Su padre, Alfredo, era el fundador y director de diario “La Estampa” y era muy influente en la policita de Italia, ocupando la posición de Senador Italiano y Embajador para Alemania.
A temprana edad, Pier Giorgio se unió a la Sociedad Mariana y al Apostolado de la Oración, y obtuvo permiso para recibir la comunión diariamente (que no era común en esos tiempos)
Desarrollo una profunda vida espiritual que nunca dejó de compartir con sus amigos. La Eucaristía y la Santísima Virgen eran sus dos polos de su mundo de oración. A la edad de 17, en 1918 se unió a la Sociedad de San Vicente de Paul y dedico mucho de su tiempo libre a servir a los enfermos y necesitados, cuidando a los huérfanos y asistiendo a los soldados desmovilizados que regresaban de la Primera Guerra mundial.
Decidió hacerse Ingeniero de Minas, estudiando en la Real Universidad Politécnica de Turín para poder “servir mejor a Cristo entre los mineros” como compartió con un amigo.
Aunque considerada sus estudios su primera responsabilidad, ellos no lo separaban de la actividad social y política. En 1919 se unió a la Fundación de Estudiantes Católicos y la Organización conocida como Acción Católica. Se convirtió en miembro active del partido de la Gente, que promovía las Enseñanza Social Católica de la Iglesia basada en los principios de la Carta Encíclica Rerum Novarum del para Leo XIII
Lo poco que tenía, Pier Giorgio lo daba para ayudar a los pobres, aun y utilizando lo que era para su transporte par alas caridades y luego teniendo que correr para llegar a su casa a tiempo para las comidas. Los pobres y los que sufrían eran sus dueños, y literalmente él era su siervo, lo cual consideraba un privilegio. Su caridad no solo envolvía el dar algo a los demás más bien era darse completamente el mismo. Esto era alimentado por la comunión diaria con Cristo en la Eucaristía y las frecuentes noches de adoración, meditando en el “himno a la caridad” de San Pablo (1 Corintios 13) y en los escritos de Santa Catalina de Siena.
Escalar montañas fue uno de sus deportes favorites. Excursiones por las montañas, que organizaba con sus amigos, servían también como portunidades para su trabajo apostólico. Nunca perdió la oportunidad de llevar a sus amigos a Misa, a la lectura de las escrituras y a rezar el rosario.
Su afición por las Epístolas de San Pablo provocó su cello por la caridad fraternal, los sermones del predicador del Renacimiento y reformador Girolamo Savonarola y los escritos de Santa Catalina lo impulsaron en 1922 a unirse a los laicos dominicanos (La Tercera Orden Dominica) Escogiendo el nombre de Girolamo, por nos San Jerónimo el bible scholar sino mas bien por su héroe personal, Savonarola. “Soy un ferviente admirador de este monje, que murió como santo en su puesto”, escribió a un amigo.
Justo después de recibir su título universitario, Pier Giorgio contrajo poliomielitis, que los doctores mas tarde dedujeron que lo contrajo de los enfermos que el atendía. Descuidando su propia salud porque su abuela estaba muriendo, después de seis días de sufrimientos terribles, Pier Giorgio murió a la edad de 24 años el 4 de julio de 1925.
Su última preocupación fueron los pobres. En la noche de su muerte, con su mano paralizada escribió un mensaje a su amigo, pidiéndole que tomará las medicinas necesarias para la inyecciones que se debía dar a Converso, un pobre hombre enfermo que el había estado visitando.
El funeral de Pier Giorgio fue un triunfo. Las calles de la ciudad estaban llenas con una multitud de dolientes que eran desconocidos a la familia. Los pobres y necesitados que el había estado sirviendo tan desinteresadamente por siete años. El Papa Juan Pablo II, después de visitar su tumba original en el lugar familiar en Pollone, en 1989, dijo: “Quiero prestar homenaje a este joven que fue capaz de testificar a Cristo con una singular efectividad en este nuestro centenario. Cuando fui joven, yo también sentí la beneficiosa influencia de su ejemplo y, como estudiante, estaba impresionado por la fuerza de su testimonio".
El 20 de mayo de 1990, en la Basílica de San Pedro que estaba llena de miles de personas, el Papa beatificó a Pier Giorgio Frassati llamándolo como “El hombre de las Ocho Beatitudes”. Sus restos mortales fueron hallados completamente intactos e incorruptos después de la exhumación llevada a cabo el 31 de marzo de 1981 cuando fueron transferidas de la tumba familiar en Pollone a la Catedral de Turín. Muchos peregrinos, especialmente estudiantes y jóvenes llegan a la tumba de Pier Giorgio a pedir favores y buscar la valentía de seguir su ejemplo.