Juan Pablo II ofrece su
testimonio a los jóvenes de Suiza
Junio, 2004
Ver también:
Jóvenes.
El Santo Padre explicó a los jóvenes el sentido de las palabras de Jesús
"léve-toi" (levántate) dirigidas a un joven que estaba muerto. El
Evangelio de San Lucas nos narra que ocurrió en Naim, durante los
funerales de un hijo único, acompañado por su madre.
El Papa dijo que estaba en Suiza para decir esas mismas palabras a los
jóvenes, para pedirles que se levantasen y siguieran a Cristo como sus
discípulos.
Dijo el Papa: "También hoy se puede formar
parte de aquella triste procesión de Naín (...) si ustedes se abandonan
a la desesperanza, si los espejismos de la sociedad de consumo los
seducen y apartan de la verdadera alegría para engulliros en placeres
pasajeros, si la indiferencia y la superficialidad los envuelven, si
frente al mal y al sufrimiento dudan de la presencia de Dios y de su
amor por cada persona, si buscan a la deriva, en una afectividad
desordenada, saciar la sed interior de amor puro y verdadero". "En
esos momentos es cuando Cristo se acerca a cada uno de ustedes (...) y
dice 'levántate'. Acepta la invitación que te pone en pie de nuevo".
"El cristianismo no es simplemente un libro de cultura o una ideología y
tampoco un sistema de valores o principios, por muy elevado que sea. El
cristianismo es una persona, una presencia, un rostro: Jesús, que dan
sentido y plenitud a la vida del ser humano".
"No tengan miedo de encontrar a Jesús. Yo también he tenido 20 años,
como ustedes. Me gustaba el deporte, esquiar, actuar... Estudiaba y
trabajaba... Tenía deseos y preocupaciones... En esos años ya lejanos,
en tiempos en que mi tierra natal estaba herida por la guerra y más
tarde por el régimen totalitario, buscaba el sentido de mi vida. Y lo
encontré siguiendo al Señor Jesús".
"La segunda invitación que les dirijo es: 'Escucha' (.). Escucha la voz
del Señor que te habla a través de los hechos de la vida diaria, a
través de las alegrías y las penas que la acompañan, de las personas que
están a tu lado; la voz de la conciencia está sedienta de verdad, de
felicidad, de bondad y de belleza. Si sabes abrir el corazón y la mente
(...) descubrirás 'tu vocación',
ese proyecto que Dios, desde siempre, en su amor, ha establecido para
ti" (.). "Tras casi sesenta años de sacerdocio estoy contento de ofrecer
aquí mi testimonio ante todos ustedes: ¡Es hermoso poder gastarse hasta
el final por la causa del Reino de Dios!"
Juan Pablo II concluyó pidiendo a los jóvenes que hicieran que el
Evangelio penetre en "todos los tejidos de la sociedad para que suscite
una civilización de justicia auténtica y de amor sin discriminaciones".
-VIS