Preguntas y
respuestas acerca de nuestra Fe
©
Por SCTJM
CONOCIENDO A DIOS...
¿Es posible conocer a Dios?
»»
¿Quiere Dios que yo lo
conozca?
»»
¿Como yo se lo que Dios ha
revelado al hombre?
»»
¿Quién es el que decide lo
que verdaderamente significan las Escrituras y la Tradición?
»»
¿Acaso no hay muchas personas
que creen diferentes cosas acerca de Dios? Comó yo se quién está en lo correcto?
»»
¿Si Dios escoge revelarse a
nosotros, significa eso que ahora el hombre tiene la responsabilidad de
responderle a Dios?
»»
¿Tienen
todos los Católicos que creer en lo mismo?
»»
¿Es
posible conocer a Dios? (CCC 27-43)
Si. San Pablo en su Carta
a los Romanos nos dice muy claramente: “pues lo que de Dios se puede conocer,
está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios,
desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus
obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables” (Rom
1:19-20). Cuando observamos el mundo y a nosotros mismos, podemos conocer dos
cosas, 1) que Dios existe y 2) podemos reconocer algunos de sus atributos
divinos. Cuando observamos el mundo y la naturaleza espiritual del hombre,
podemos ver claramente que debe existir un ser divino, perfecto, no creado, para
haberlos traido al mundo. Estas verdades sobre Dios pueden darse a conocer
solamente a través de la razón humana. Nuestra Madre, la santa Iglesia nos
enseña que podemos conocer con certeza la existencia de Dios. Por medio de
“pruebas,” razonables y creibles, cada hombre está obligado a reconocer la
existencia de Dios y algunos de sus atributos especificos ( incambiable, no
creado, puro, espíritu, infinito, etc).
¿Quiere
Dios que yo lo conozca? (CCC 50-65)
Si. El creó el mundo y
nos dotó con inteligencia para que nosotros tuviéramos la capacidad de
conocerlo. No solo la creación revela quién es Dios. El fué más alla. Desde el
principio de la existencia humana, Dios dispusó hablar a los hombres y revelarse
a si mismo. No lo hizó por una necesidad personal o por un deseo egoísta, lo
hizó por una decisión enteramente libre. La creación revela su poder y su
grandeza, pero Dios quería que nosotros conocieramos su amor, para nuestro
propio beneficio, no para el de EL. Dios vivió entre nosotros (Jesús), para que
nosotros lo conociéramos plenamente y ahora, a través del Espirítu Santo, vive
en nosotros. Nosotros, al pecar, dañamos nuestra relación con Dios, pero El
desde toda la eternidad ha trabajado para restaurarnos, para asi poder
conocerlo, y amarlo nuevamente con completa claridad y entendimiento.
¿Comó
yo se lo que Dios ha revelado al hombre? (CCC 74-94)
Las dos Fuentes de la
Revelación Divina (lo que quizó Dios revelar a los hombres) son las Sagradas
Escrituras y la Tradición. La Revelación Divina es un conocimiento al cual no
podemos llegar por nuestras propias fuerzas a través de la simple razón; al
contrario debe ser Dios mismo quien nos la revelá. La Sagrada Escritura es la
“palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espirítu Santo” (Dei
Verbum 9). En otras palabras, es la Palabra de Dios escrita (la Biblia). La
Tradición es la transmisión viva que ha sido transmitida de los Apostóles a sus
sucesores, los Obispos. Algunas personas se refieren a esto como a la parte oral
de la Palabra de Dios revelada. Sin embargo, mucho de esta transmisión oral
también ha sido escrita y registrada. Para ayudar a explicar este tema un poco
mejor: Cuando San Pablo fué a las diferentes ciudades, El viviá ahí por un
tiempo, enseñando las verdades y el camino de la Fé Cristiana. Todo lo que El
les enseño puede referirse como Tradición. Después, los Obispos consiguientes
pasaron este mismo conocimiento a sus sucesores. Sin embargo, después que Pablo
se fué, El escribia muy frecuentemente cartas a esas mismas comunidades,
instruyendolós en los asuntos de la fé. Generalmente, estas eran cartas
dirigidas a asuntos y problemas que las comunidades tenían en relación con temas
de la fé, tanto en la practica como en la creencia. Después, estas cartas fueron
parte de las Sagradas Escrituras (Carta a los Romanos, Carta a los Corintios,
etc).
¿Quién
es el que decide lo que verdaderamente significan las Escrituras y la Tradición?
(CCC 85-90)
Solamente el Magisterio
de la Iglesia Católica tiene el derecho y la responsabilidad de interpretar las
Escrituras y la Tradición. El Magisterio consiste del Papa y los Obispos en
comunión con El. Este es un don de Cristo para con nosotros. Antes que Cristo
dejará esta tierra, El sopló el Espirítu Santo a sus apostóles de una manera
especial, dandolés el poder de perdonar pecados y “de ser” Su presencia en el
mundo después de su partida. Conociendo la tendencia de los hombres de
apartarnos de la verdad, El nos prometió que aquellos que guian a Su Iglesia, a
través del Espirítu Santo, siempre proclamarán la verdad en asuntos de fé y
moral. Estos hombres no son perfectos, pero ellos han recibido el poder perfecto
de Cristo para poder interpretar la Revelación Divina. En otras palabras, Jesús
nos amá tanto que dijó en esencia: “2000 años después que dejé el mundo, Yo me
quiero asegurar que ustedes todavia conocen la verdad acerca de mi, es por eso
que les prometó que el Espirítu Santo guiará a mis sucesores para que siempre
interpreten correctamente lo que Yo he enseñado y revelado. ” Este es un hermoso
regalo que Dios nos ha dado para que nosotros siempre podamos estar seguros que
tenemos la Verdad a través del Magisterio de la Iglesia.
¿Acaso
no hay muchas personas que creen diferentes cosas acerca de Dios? Comó yo sé
quién está en lo correcto?( CCC 84-87)
Si simplemente nos
fijamos en aquellos que se denominan Cristianos, es bien claro que aún entre
ellos que profesan su fé en Jesucristo, hay sus diferentes creencias. Es más,
todas las denominaciones reclaman estar basadas en la Biblia. Algunas de estas
creencias se contradicen directamente. Por lo tanto, logicamente, algunas tienen
que estar incorrectas, pues dos creencias contradictorias no pueden estar las
dos correctas. La razón nos puede llevar a las respuestas correctas. Primero que
nada, podemos ver que Dios desea protegernos del error – El quiere que nosotros
conozcamos su Verdad. Es por eso que El les dió a los Apostóles y a sus
Sucesores el Espirítu Santo para proclamar su Verdad correctamente siempre.
Nosotros podemos depender que esta protección ha sido la misma por 2000 años. De
la misma manera, cuando examinamos las creencias de la Iglesia, ellas tienen una
consistencia y coherencia interna que se conforma a la realidad, a la
experiencia humana, a la historia, a las Escrituras, y a la razón humana. Muchos
han tratado de probar que la Iglesia está “erronea”, solamente para luego
reconocer que este hecho solo los ha llevado a su propia conversión. Las
creencias de las otras denominaciones cristianas, de un grado menor o mayor,
poseen inconsistencias internas en la lógica y no concuerdan ni a la realidad,
ni a la experiencia humana, ni a la historia, ni a la Escritura, o a ninguna de
esas combinaciones.
¿Si
Dios escoge revelarse a nosotros, significa eso que ahora el hombre tiene la
responsabilidad de responderle a Dios? (CCC 142-175)
Si. Desde la plenitud de
su Amor, Dios invita al hombre a entrar en una amistad con El. Nosotros hemos
sido creados y destinados a aceptar esta invitación, y el solo hecho de
aceptarla, podemos obtener el cumplimiento perfecto de todos nuestros deseos.
Nuestra respuesta justa y razonable debe de ser “la obediencia de la fé” (Rom
1:15). Nada de lo que nosotros tenemos es nuestro– todo es un don de Dios. En
amor y en justicia, le debemos a Dios nuestra entera y completa sumisión de
nuestro intelecto y nuestra voluntad. Esto significa, que por amor, nosotros
libremente sometemos nuestro ser entero a Dios, que quiere amarnos y derramar
sus sobreabundantes dones sobre nuestras vidas y nuestros corazones. Esto
requiere que nos sometamos a todas sus leyes y mandatos, que se nos han sido
dados a conocer a través de su Iglesia, ya que nosotros confiamos que todo lo
que El nos pide es para nuestro propio bien y para nuestra verdadera felicidad.
¿Tienen
todos los Católicos que creer en lo mismo? (CCC 172-175)
Si. Los preceptos de Dios
para el hombre son para todos los hombres. Lo que la Iglesia enseña es para el
beneficio y felicidad del hombre. El no adherirse a cualquier parte de estas
enseñanzas significa el perderse la gracia y felicidad en esta vida y en la
próxima. En humildad, nosotros debemos someternos a la Iglesia y sus propias
autoridades (el Papa y los Obispos,reconociendo que ellos son guiados por el
Espirítu Santo para nuestro beneficio. El escoger o elegir que creer y que
rechazar es una forma de orgullo, el cúal eventualmente nos llevará a nuestra
propia perdición. Si esto representa para nosotros una lucha, unas cuantas
sugerencias pueden ayudar. Primero, una sumisión humilde dada en medio de la
incertidumbre y falta de entendimiento es paradojicamente la manera más segura
de obtener entendimiento. El Señor siempre recompensa la humildad y la sumisión
dada antes de tener un entendimiento profundo, en efecto, es necesario para el
verdadero crecimiento en el amor y en la fé. Segundo, empieza a investigar las
enseñanzas de la Iglesia y el “porqué?” detrás de ellas. Muchas personas
rechazan las creencias de la Iglesia por ignorancia, no por malicia. Una vez que
descubren la verdad, por lo general, la mente se queda estupefacta con su
belleza y majestad, y por supuesto una humilde sumisión es lo que sigue
naturalmente.