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Joaquín y Ana, Padres de la santísima Virgen, abuelos de Jesús.

El catecismo de la iglesia Católica hace referencia a los abuelos en la Tercera parte, segunda sección, capítulo segundo, artículo 4 que se refiere al cuarto mandamiento:

2199 El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres, porque esta relación es la más universal. Se refiere también a las relaciones de parentesco con los miembros del grupo familiar. Exige que se dé honor, afecto y reconocimiento a los abuelos y antepasados...

2200 El cumplimiento del cuarto mandamiento lleva consigo su recompensa: “Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar” (Ex 20, 12; Dt 5, 16). La observancia de este mandamiento procura, con los frutos espirituales, frutos temporales de paz y de prosperidad. Y al contrario, la no observancia de este mandamiento entraña grandes daños para las comunidades y las personas humanas.

El Papa presenta a los abuelos como «garantes» de la ternura que todos necesitan. (Benedicto XVI, 8 julio 2006, Valencia, España.)

El Papa reconoció que los abuelos «pueden ser -y son tantas veces- los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir». «Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias» «Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar» «Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte».

"Los abuelos: su testimonio y presencia en la familia" (Benedicto XVI, 5 abril, 2008).

El Papa, tras recordar que la Iglesia siempre reconoció la "gran riqueza de los abuelos desde el punto de vista humano y social, religioso y espiritual", dijo que "en el pasado, los abuelos tenían un papel importante en la vida y en el crecimiento de la familia. Incluso cuando la edad avanzaba, seguían estando presentes con sus hijos, con los nietos y quizá con los bisnietos, dando un testimonio vivo de atención, de sacrificio y de entrega cotidiana sin reservas".

El Papa afirmó que con los "profundos cambios en la vida de las familias debidos a la evolución económica y social", algunos ancianos se dan cuenta de que "son un peso para la familia y prefieren vivir solos o en asilos, con todas las consecuencias que conllevan estas decisiones". "Por desgracia se sigue difundiendo la 'cultura de la muerte', que amenaza también a la tercera edad. Con gran insistencia se llega incluso a proponer la eutanasia como solución para resolver ciertas situaciones difíciles". Por eso, "es necesario reaccionar siempre con fuerza ante lo que deshumaniza la sociedad. Hay que derrotar juntos todamarginación, porque los abuelos, las abuelas, los ancianos, no son los únicos que se ven arrollados por la mentalidad individualista, sino todos. Si los abuelos, como se dice a menudo, constituyen un precioso talento, hay que poner en práctica decisiones coherentes que permitan valorarlos mejor".

El Papa pidió que "los abuelos vuelvan a ser una presencia viva en la familia, en la Iglesia y en la sociedad, que continúen siendo testigos de unidad, de valores fundados en la fidelidad a un único amor que genera la fe y la alegría de vivir. Los llamados nuevos modelos de familia y el relativismo reinante han debilitado estos valores fundamentales del núcleo familiar". "Para afrontar la crisis de la familia, ¿no se podría partir precisamente de la presencia y del testimonio de aquellos -los abuelos- que cuentan con una mayor firmeza de valores y de proyectos? No se puede proyectar el futuro sin retornar a un pasado rico de experiencias significativas y de puntos de referencia espiritual y moral".

 

 

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