“Que dice el Espíritu Santo a la Iglesia al comienzo del Tercer milenio?
Un nuevo Corazón, Una nueva civilización
Madre Adela Galindo, SCTJM

Fundadora

Solo para uso privado -©
(Enseñanza impartida al principio del año 2001)

Al comienzo del Año Jubilar, el Cardenal Etchegaray, presidente del comité central del Gran Jubileo y encargado de todos los eventos en Roma, publicó un libro con comentarios de diferentes cardenales sobre lo que debía ser ese Año Santo. Hubieron unas palabras del Cardenal, que revelaron un elemento fundamental de ese Año y el cual el Santo Padre había enfatizado: “la verdadera puerta santa es la llaga del Corazón traspasado de Cristo”.

El Santo Padre dijo repetidamente a la Iglesia, que el Año Jubilar fue sin precedencia, o sea, de alguna manera ninguno antes fue igual a éste. Un año de abundante gracia, misericordia, salvación. “Cristo ha abierto su Corazón de par en par para derramar abundantemente gracias de salvación sobre toda la Iglesia y la humanidad”, nos dijo SS Juan Pablo II. El Corazón de Jesús se abrió ampliamente para derramar sobre cada uno de nosotros las gracias de conversión personal que mas necesitáramos, para que cambiando nuestros corazones, fuésemos instrumentos para la transformación de las familias, de la sociedad y del mundo. Tenemos que estar conscientes que esas gracias se derramaron abundantemente sobre nosotros, sobre cada uno, y que están latentes, esperando nuestra cooperación.

El Año Santo terminó en Enero del 2001, la Puerta Santa se cerró, pero no se ha cerrado el Corazón Traspasado de Jesús. Quiero citar unas palabras que el Santo Padre pronunció a en su alocución a los miembros de la Curia Romana durante la Navidad del 2000 ya que las considero profundamente significativas, y que requieren nuestra reflexión, comprensión y respuesta: “Dentro de pocos días la puerta santa se cerrará, pero seguirá abierta de par en par, mas que nunca, la Puerta viva que es Cristo mismo.” Dice el Santo Padre que la puerta del Corazón de Cristo, abierto de par en par en el Año Jubilar, seguirá abierta “más que nunca”.

¿Por qué mas que nunca, si siempre desde la Cruz, su Corazón está abierto? En oración me hice ésta pregunta.
Creo que el Señor me hizo entender la respuesta. “Mi Corazón lo abrí tan de par en par, lo expandí tanto para derramar copiosamente las gracias, que permanecerá así por mucho tiempo hasta que la apertura vuelva a tomar su tamaño natural” (lo entendí a la luz de un parto). Esto quiere decir que el Año Santo terminó pero no terminaron las gracias que trajo consigo. Estando su Corazón mas abierto que nunca quiere decir ahora es el tiempo en el cual necesitamos llevar a completarse la obra comenzada en el año Jubilar. Es el tiempo de hacer madurar la semilla sembrada durante ese Año. Es tiempo de madurar y permitir que todas esas gracias den fruto. Es el tiempo de permitir al Señor que las gracias de conversión se enraícen en nuestros corazones y por el poder del ES, nos transformen de tal forma que alcancemos tener un nuevo corazón, una nueva vida, y así convertirnos en instrumentos para construir una nueva civilización de amor y de vida, contraria a la del egoísmo y la muerte que son evidentes en nuestra civilización moderna.

La única forma de edificar a la Iglesia y de construir una nueva civilización es teniendo un nuevo corazón. Esta civilización nueva debe darse primero en nuestros corazones, en nuestro interior, en nuestra vida, antes de que podamos construirla afuera. La voz del Espíritu clama a la Iglesia de hoy: un nuevo corazón para una nueva humanidad. Nos ha clamado a través del Santo Padre, el pastor universal, en la carta apostólica de clausura del Año Jubilar: Novo millennio Ineunte (al comienzo del tercer milenio) ¿Que nos pide?:
Santidad y Misión.

El Santo Padre nos ha dicho en esta carta apostólica:“Es imposible medir la efusión de gracia, que a lo largo del año, ha tocado las conciencias. Ciertamente un río de agua viva , aquel que brota constantemente del Cordero, se ha derramado sobre la Iglesia. Es el agua del Espíritu Santo que apaga la sed y renueva. Por eso siento el deber de dirigirme a ustedes. Lo ocurrido exige ser considerado y, en cierto sentido interpretado, para escuchar lo que el Espíritu, a lo largo de este año tan intenso, ha dicho y dice a la Iglesia.”

Lo que hemos visto nos exige que consideremos e interpretemos, incluso que preguntemos: Que está diciendo el Espíritu a la Iglesia? Hacia donde quiere dirigirnos? Que quiere hacer con nosotros y a través de nosotros en el mundo?
Si me preguntan que creo yo que el ES está diciendo a la Iglesia al concluir el Año Jubilar y comenzar el TM, creo firmemente que el ES quiere dirigir a la Iglesia a una gran conversión de corazón, a un tiempo de gran santidad: la primera de la Iglesia, de la que tanto nos ha hablado el Santo Padre en su carta de preparación al Jubileo, y en tantas ocasiones durante este Año lo dijo casi que en forma profética..

La nueva primavera de la Iglesia es la Santidad. Ya que la santidad es el resultado de la gracia actuando en el corazón del hombre, junto con su cooperación activa, podemos deducir, que para responder a lo que el ES quiere hacer en cada uno y en la Iglesia, la parte que ahora corresponde en nuestra cooperación, ya que durante este año santo, hemos recibido abundantemente gracias de conversión. Es ahora el momento de hacer madurar las gracias que hemos recibido.

Estoy convencida que la Santidad debe ser la marca de la Iglesia del Tercer Milenio. El Santo Padre dijo en el Jubileo de los Laicos: “ no tengan miedo de ser los santos y apóstoles del Tercer Milenio.”
*Santidad y Misión son los dos grandes brazos con que la Iglesia va a remar su barca en medio de las grandes olas de estos tiempos, y es por que la Misión requiere un testimonio coherente y elocuente de vida. Para ser proclamadores del evangelio, debemos primero ser evangelio vivido. “La santidad refleja al vivo el rostro de Cristo”. ¡Queremos ver a Jesús! (Jn 12,21) rogaron a Felipe y Andrés, los griegos que subieron a Jerusalén para la peregrinación pascual. El mundo de hoy que anda en busca del Salvador, necesita encontrar los efectos de la salvación en nosotros, para que podamos dirigirlo hacia Aquel que nos ha salvado.
Misión por que ha llegado la hora de ponernos manos a la obra en la reconstrucción de la Iglesia y de la civilización moderna. Ageo 2

Esta unidad de la santidad y misión, requiere nuestra total apertura a la acción del ES, para adquirir el nuevo corazón que todos necesitamos y el “nuevo impulso e ímpetu en la misión evangelizadora”. Recuerden sobre un nuevo corazón se construye una nueva familia, una renovada Iglesia, una nueva civilización, una nueva humanidad. Todo se construye sobre corazones nuevos y santos. Por esto, el Santo Padre nos llama en esta CA: ha “aprovechar el tesoro de gracia recibida”, no desperdiciar las gracias tan abundantemente recibidas. Hay que aplicar el corazón y cooperar con el ES para que todas las gracias que hemos recibido durante el Año Jubilar crezcan, maduren y nos lleven a una profunda experiencia de conversión para llegar a tener un nuevo corazón, un corazón semejante al de Cristo y al de María Santísima.

El Espíritu Santo quiere darnos un nuevo corazón
“Ciertamente un río de agua viva , aquel que brota constantemente del Cordero, se ha derramado sobre la Iglesia. Es el agua del Espíritu Santo”. El Santo Padre dice que hemos visto un río de agua viva ser derramado sobre la Iglesia: el Espíritu Santo. Significa esto que hemos tenido un nuevo Pentecostés en el Año Jubilar? Yo si lo creo. Y creo también, que el Señor quiso darnos un signo visible, signo que debía leerse e interpretarse con la ayuda de la gracia. Fue el 7 y el 8 de Octubre, día del Rosario Mundial y de la Consagración del Mundo y el Tercer Milenio al Inmaculado Corazón. Todos los obispos del mundo. Se que fue un momento particular de triunfo del IC, no es acaso también un momento que nos reveló los signos visibles de pentecostés. (Pedro, los apóstoles, la Virgen y el cenáculo) “estamos en un gran cenáculo, dijo el Papa”.

¿Por que un nuevo pentecostés? Primero por que el ES siendo fruto del Corazón traspasado, abierto de Nt. Señor, y en este año, ha estado abierto de par en par, se ha derramado por que la la Iglesia y sus miembros lo necesitamos. Necesitamos el poder del ES para tener un nuevo corazón, y para lanzarnos con unción y poder a la misión de la nueva evangelización, que debe llevar al mundo de nuevo a Cristo y al seguimiento de su Palabra.

La fiesta de Pentecostés para los Israelitas conmemoraba el día en que Dios dio a Moisés las tablas de la ley: los 10 mandamientos. Fue precisamente en el día de Pentecostés que el ES descendió a los Apostoles reunidos en oración con la Santísima Virgen en el cenáculo, para darles el poder de vivir una nueva vida, la nueva ley, que era plenitud de la antigua. Leamos a los profetas del AT:

Jer 31,33: "así será la nueva alianza que haré con Israel en aquel tiempo futuro-oráculo del Señor-. Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en su corazón."

Ez 36:26-27: "Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en practica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios". (Ez 36:23-27)

Estos profetas nos revean al ES como el agente principal de la transformación interior del corazón humano. El ES es el que forma en nosotros el nuevo corazón, un corazón como el que formó en Cristo y en la Santísima Virgen. Es el ES el que transforma nuestro corazón de piedra: egoísmo, pecado, envidia, rebeldía, soberbia, impaciencia, etc. en corazón de carne: gracia, amor, misericordia, humildad, mansedumbre, sencillez, sacrificio, Cuando hablamos de derramamiento del ES principalmente estamos hablando del Espíritu que viene a purificar, transformar, sanar, limpiar nuestros corazones. Viene a renovar nuestra vida completa. Solo el ES
puede poderosamente crear en nosotros un nuevo corazón a imagen y semejanza del Corazón de Jesús y de María.

Si Dios escribió en el AT la ley en tablas de piedra, ahora quiere escribirla en nuestros corazones: “ Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones. Evidentemente sois una carta de Cristo, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne en los corazones." (2 Cor 3:2-3)

¿Cual es esa nueva ley que el ES derramándose en nuestros corazones, quiere escribir en ellos? “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. (Rom 5,5)
L a nueva ley es el amor. “Les doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. La nueva ley, añade al amar a Dios con todo el corazón, el amar al hermano como El nos ha amado”.
Y como nos ha amado? “Hasta el extremo” dice S. Juan en el cap. 13 de su evangelio.
Por lo tanto, la gran obra que el ES quiere hacer en la Iglesia al inicio de este tercer milenio es transformarnos el corazón de forma que seamos “Testigos del Amor”, Testigos del Amor del Corazón de Jesús. La gran testigo de este amor, la que nos precede y encabeza a la Iglesia en esta misión de testificar el amor de Cristo, es María Santísima, su Corazón Inmaculado.

El Santo Padre en su carta Apostolica nos dice: “Muchas cosas serán necesarias para el camino histórico de la Iglesia también en este nuevo siglo; pero si faltara el amor, todo sería inútil. El amor es el corazón de la Iglesia”. Citó a Santa Teresita de Liseux, a quien proclamo recientemente Doctora de la Iglesia, precisamente por ser experta en al ciencia del amor: “ Comprendí que la Iglesia tenía un Corazón y que este Corazón ardía de amor. Entendí que sólo el amor movía a los miembros de la Iglesia... Entendí que el amor abarcaba a todas las vocaciones, que el Amor era todo...” (obras completas)

San Pablo nos dio una profunda lección en sus cartas pastorales: el es el que nos habla de la nueva ley escrita en el corazón, no dio un curso intensivo de los carismas y dones del ES .. Pero también es el que nos dijo al final del capitulo 12 de la primera carta a los Corintios, al terminar su exposición sobre los carismas en el 12, 31: “¡aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino mas excelente!” 1 Cor 13

Esta descripción del amor, es el programa pastoral mas sencillo y a la vez mas profundo para la Iglesia y cada uno de nosotros. Amar como Cristo nos ha amado, es el programa pastoral mas importante de la Iglesia y el ES nos lo está recordando. La evangelización del mundo no se logra solo por grandes proyectos apostólicos, sino cuando se revela el amor de Cristo al mundo, amor que es capaz de abrir los corazones a la buena nueva del evangelio: “miren como se aman para que el mundo crea”. La nueva evangelización será fructífera si es nueva en métodos, expresión, fervor y movida por el amor y un testimonio auténtico del amor. Cuando
manifestemos que somos discípulos de Aquel que ha amado al mundo hasta el extremo, el mundo creerá.
Ejemplo de Guadalupe: había todo un programa misionero y evangelizador, que vino la Virgen a hacer: primero a demostrar su amor de Madre: “nada te turbe, no estoy yo aquí que soy tu madre?”. Y en todo durante la aparición promovió el amor y la unidad entre los indios y los españoles. 3 mil conversiones al día.

El Amor todo lo puede!!!

El Corazón de Jesús, nos llama a vivir esta clase de amor, amor que se da hasta el extremo como lo hizo el. Pero no solo nos llama, sino que nos da el poder de vivirlo envíandonos su Espíritu que nos capacita para amar por que nos cambia el corazón de piedra y nos da corazones de carne. Nos purifica, nos restituye, nos transforma.. Jesús, con el poder del ES, nos arranca el viejo corazón y nos da uno nuevo, nos da su propio Corazón , por eso desde la Cruz, cuando lo mostró traspasado, continúa a través de la historia de la Iglesia, revelandolo a tantos santos y santas, con su Corazón en la mano. El quiere quitar nuestro corazón, consumirlo en el fuego de su amor y darnos unos semejante al suyo.

Su Corazón es la fuente de gracia y de purificación de nuestros corazones.
“Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jeresalén, para lavar el pecado y la impureza”.(Zac 13:1-2) La fuente abierta es su Corazón traspasado en la Cruz de donde brotó sangre y agua. Sangre para liberarnos de nuestros pecados y agua para limpiar nuestras impurezas.

Toda la obra de salvación está dirigida al corazón humano. En la nueva alianza ( iniciada en la Encarnación, toma corazón humano), Dios quiere alcanzar el corazón humano llevandolo a su mas profunda conversión y participación de su vida interior, sus realidades, sus gracias y sentimientos, sus deseos y virtudes. “mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios”. (1 Jn 3) haciendonos hijos en el Hijo. Dandonos la vida del Hijo.. dandonos el Corazón del Hijo.

El Señor ha querido internalizar, gravar, esculpir en el corazón humano su propio Corazón. El quiere que nuestros corazones sean capaces de experimentar realmente cuan ancho, can largo, cuan profundo es el amor de Dios. (Rom 8). Este amor, contemplado en el Corazón de Cristo y derramado en nuestros corazones por el ES, puede ser experimentado y transmitido por el corazón humano.

Ahora bien, llegar a tener un corazón semejante al de Cristo requiere una gran purificación y santificación. Obra del Espíritu Santo: nos revela el pecado, la dureza del corazón, la falta de amor y virtud.. Y nos adentra por caminos de purificación, de rasgar y traspasar el corazón: Nos va a llevar por caminos de morir a uno mismo, para que pueda nacer una nueva vida: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto”. (Juan 15).

“Volved a mi de todo corazón, con ayunos, con llantos y con lamentos. Desgarrad vuestro corazón no vuestros vestidos”. (Joel 2) Un nuevo corazón... Nuestros corazones han sido desfigurados por el pecado. Fuimos creados a imagen y semejanza de Cristo, sin embargo, nuestros corazones no se parecen al suyo. Por ello, nuestros corazones tendrán que ser purificados, para llegar a ser inmaculados como los de María Stma. el Corazón mas semejante al de Cristo.


Un nuevo corazón para una nueva misión: La nueva evangelización para la construcción de la civilización del amor y de la vida.

En el Tercer Secreto de Fátima se nos revela al Santo Padre caminar y atravesar una gran ciudad en medio de ruinas. Toda una civilización destruida, almas destruidas, familias destruidas, sociedad y cultura destruida.
Una Iglesia sufriente, una Iglesia en batalla... una iglesia agrietada.

Como San Francisco y Santa Clara de Asís hoy somos llamados por Cristo Crucificado, por el Corazón traspasado de Cristo (secreto) a reconstruir la Iglesia y la civilización.

Hemos tenido un año sin precedente, de derramamiento de gracias. Un año en que hemos visto el rostro de Cristo manifestado en muchas formas. Ahora es el momento de “emprender el nuevo camino desde Cristo”, como dijo el Santo Padre. Los tres reyes magos adoraron al Salvador, lo contemplaron, y luego fueron avisados de no regresar por el mismo camino. Nosotros hemos sido exhortados por el Santo Padre a no regresar por los caminos antiguos del pecado, egoismo, etc. Sino tomar una nueva ruta (conversión) hacia el mundo para contarles que hemos visto al Mesías.

El slogan de la Iglesia, dice el Papa, será: “regresar al mundo desde Cristo”. Como la Samaritana que corrió a su ciudad proclamando a quien había encontrado y “muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en el por las palabras de la mujer que atestiguaba”.

Un nuevo período de gracia para la misión. El Corazón de Jesús ha derramado su Gracia abundantemente en este año Jubilar, dandonos el poder su Espíritu para capacitarnos para ser los santos y los apostoles del TM. En nosotros y con nosotros quiere escribir la historia de la Iglesia de este momento histórico. A nosotros nos toca ser lo que reflejemos a Cristo ante un mundo ciego, y ser los que le demos a conocer: Estamos en un nuevo período de misión y ante un mundo hostil, pero hambriento. La gente busca un signo que les ayude a descubrir los rasgos de la presencia de Dios en nuestros tiempos.
• llevar a muchos a la conocer que Cristo es el único Camino, Verdad y Vida.
• que es el Salvador del mundo. No hay otro.
• El SP, nos dice que muchos se están dejando llevar por falsas enseñanzas y falsos maestros, que les guian por caminos equivocados, suscitando una humanidad confundida. En especial menciona a la Nueva Era, que presenta un falso salvador. El SP dice que la solución es: que envés de huir hacia lo desconocido, mas bien es un regresar a la fuente de salvación: El Corazón de Cristo.
• El Santo Padre dijo a los encargados del Jubileo: ̈debemos dar a Jesús a todo el mundo, Jesús, por decir así, le pertenece a todo el mundo y a cada hombre”.
La palabras del Papa Pablo VI inspirándose en el Apóstol de Gentes, resuena con fuerza al inicio del Tercer Milenio: «Evangelizar no es para nosotros una invitación facultativa, sino un deber acuciante (…) Pesa sobre mí una grave obligación: ¡Ay de mí si no evangelizare!».

La nueva evangelización será la de regresar al hombre al Corazón de Cristo. El Papa dijo en Polonia en 1999.
“La humanidad del tercer milenio necesita del Corazón de Cristo para encontrar su razón de ser y su dignidad.” Estoy convencida que la nueva evangelización llevará como estandarte a los Dos Corazones. La nueva evangelización se dirigirá al corazón, al cambio de corazón y entender el amor de Dios en todas sus dimensiones. El amor de Dios es el Corazón de Jesús. Dios quiere hablar de corazón a corazón, y el unico camino seguro para llevar a la humanidad al corazón de Cristo, es el Corazón de María. Esta es la era de los Dos Corazones... no hay otra forma de llegar al hombre de hoy, sino es revelandole los Dos Corazones que tanto le han amado.

Un nuevo milenio que se abre ante la Iglesia como un océano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando con la ayuda de Cristo. El Hijo de Dios, que se encarnó hace dos mil años por amor al hombre, realiza también hoy su obra. Hemos de agudizar la vista para verla, y sobre todo, tener un gran corazón para convertirnos nosotros mismos en sus instrumentos.

La misión debe partir de la propia Santidad. Santidad: un nuevo corazón a imagen de los Dos Corazones.
Misión: trabajar arduamente para construir nuevas familias, nuevas parroquias.... que contribuyan a la construcción de la civilización del amor y la vida.

Ya el Papa Pío XII, en la exhortación que ha sido llamada Por un mundo mejor decía: «Es todo un mundo el que se ha de rehacer desde los cimientos, que es necesario transformar de salvaje en humano, de humano en divino, es decir según el corazón de Dios»
De cara al tercer milenio de la fe, podemos afirmar que es tiempo de vivir la esperanza, de desplegarse adheridos al Señor Jesús y a la verdad que nos muestra en la Iglesia, para que con la gracia del Espíritu Santo, mirando a Santa María, Estrella de la Nueva Evangelización, trabajemos como incansables artesanos de la tan ansiada Civilización del Amor.

“La puerta viva que es Cristo seguirá abierta de par en par, mas que nunca”. Aprovechemos el momento.. Sus gracias se han derramado, han empapado la tierra... es hora de sembrar y recoger el fruto.



 

 

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