"Al Final Mi Inmaculado Corazón Triunfará"
Madre Adela Galindo,
SCTJM
Fundadora
Solo
para uso privado -©
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Cuando
hablamos de triunfo simultáneamente hablamos de batalla. Triunfar
significa ganar una batalla.
La Virgen Santísima nos habla en Fátima de una batalla que se libra
en estos tiempos que incluye la perdida generalizada de la fe, perdida
de muchas almas, guerras, destrucción, pero después de todo la peor
guerra es la de la perdida de la fe, pues el Señor nos dice: “no
tengan miedo a los que matan el cuerpo, sino a los que matan el
alma”. La peor muerte es la del alma que pierde la fe, se aleja de
Dios, de su amor y sus mandatos, se hunde en una vida de pecado,
corriendo el riesgo de la condenación eterna, o sea de la muerte
eterna.
La Virgen Santísima en esta gran batalla que libramos hoy, batalla a
la que el Santo Padre Juan Pablo II, le llama la cultura de la
muerte, que no solo incluye la destrucción de la vida humana, sino
también la destrucción del alma, nos ofrece su Corazón como refugio
seguro, pero a la vez, nos indica que en estos tiempos en
particular, Dios ha querido que el triunfo sea adquirido por Ella:
“dile a todo el mundo, que grandes gracias vienen a través del
Corazón Inmaculado de María” y “que Dios ha confiado al Inmaculado
Corazón, la paz y
la conversión del mundo”.(Beata Jacinta).
Cuando Lucia, pregunta a Jesús, porque la conversión de Rusia será
fruto de la Consagración de esta al Inmaculado Corazón, el Señor respondió: Porque
quiero que se vea claro que ese triunfo es del Inmaculado Corazón
de María y así se extienda el culto y la devoción al Inmaculado
Corazón junto a la devoción a Mi Sagrado Corazón".
¿Por qué la Santísima Virgen batalla contra el mal?
Desde el inicio de las Escrituras (Genesis 3) hasta el final (en
Apocalipsis 12), se nos revela a la Santísima Virgen en enemistad y
en batalla contra Satanás, sus secuaces y sus obras.
Genesís 3,15- “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y
su linaje: él te pisará la cabeza, mientras acechas tu su calcañar”.
Apocalipsis 12: “un gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del
sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre
su cabeza.... Apareció otra señal: un dragón rojo..... quiere
devorar a su Hijo en cuanto naciera.... Y la mujer huyo al
desierto... El dragón persiguió a la mujer, pero se le dieron a la
mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto....
Entonces despechado contra la mujer, se fue a hacer la guerra al
resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y
mantienen el testimonio de Jesús”.
La Virgen Santísima juega un papel importantísimo en la batalla
espiritual desde la rebelión de Lucifer. Cuando Dios creó a Lucifer
(la estrella de la mañana- portador de luz) creó a una magnífica
criatura que participaba de su libertad y poder. Cuando Lucifer y
sus ángeles se rebelaron con un grito “no serviré”, fue precisamente
por el anuncio del futuro evento de la Encarnación: Dios se haría
hombre nacido de mujer por el poder del Espíritu
Santo. Dios reveló su plan que
salvaría al hombre del pecado. Los ángeles tendrían que servir al
Dios hecho hombre, a su Madre y a todos los redimidos. Esto lo
consideró una humillación y se rebeló junto con sus seguidores,
fueron expulsados del cielo. Satanás se hizo desde ese momento
portador de oscuridad, rebelión, mentira, orgullo y soberbia.
Enemistado con Dios para siempre, enemistado con la mujer que
traería al mundo al Dios hecho hombre y enemistado con todos los
seguidores de Cristo de quienes Ella es Madre espiritual.
“En el designio salvifico, el misterio de la Encarnación constituye
el cumplimiento sobreabundante de la promesa hecha por Dios a los
hombres después del pecado original, después de aquel pecado cuyos
efectos pesan sobre toda la historia del hombre en la tierra. Viene
al mundo el Hijo, el “linaje de la mujer” que derrotará el mal del
pecado desde su misma raíz. La victoria del Hijo de la mujer no
sucederá sin una dura lucha, que penetrará toda la historia humana.
“La enemistad” anunciada en el comienzo es confirmada en el
Apocalipsis, libro de las realidades últimas de la Iglesia y del
mundo. María, está situada en
el centro mismo de aquella “enemistad” de
aquella lucha que acompaña la historia de la humanidad en la tierra
y la historia misma de la salvación... En esta historia María, sigue
siendo una señal de esperanza futura" (S.S Juan Pablo i.e., a.m. #11)
.
La Virgen Santísima es la respuesta de Dios a Lucifer. Ella es la
nueva estrella de la mañana que nos trae la luz verdadera, la
portadora de la salvación, de la Palabra encarnada, el Arca de la
Alianza. La gran señal que apareció en el cielo vestida del sol:
revestida de la luz de Cristo. Con la luna bajo sus pies
(luna que
simboliza el tiempo, bajo sus pies).
Ella
tiene autoridad, ejerce dominio sobre el tiempo, es su patrona. Ella
aunque vivió en el tiempo, es superior a las vicisitudes del tiempo
y no es condicionada por el, o sea, tiene el poder dado por
Dios, para aplastar las batallas que se dan en los tiempos
específicos). Coronada: partícipe del poder real de su Hijo (Ella es
reina de cielos y tierra). Con doce estrellas: simboliza el triunfo
de la Iglesia en María.
La respuesta de María: "he aquí la esclava del Señor" respuesta
perfecta al grito de Lucifer: "no serviré".
La respuesta de María a Isabel (alabanza, humildad, servicio y
misericordia) oposición directa a Satanás que busca su gloria
propia, su autonomía. Que es orgulloso, egoísta y lleno de odio y
acusación.
Por la cooperación perfecta de María al plan salvífico de Dios desde
la Anunciación hasta la Cruz, ella con su “fíat”, participa de ese
“aplastar la cabeza de Satanás”. Y la descendencia de María, que es
Cristo y el talón que son los hijos espirituales de María, aplastan
la cabeza de la serpiente, o sea, la raíz del pecado:
el orgullo.
La raíz de la batalla es el pecado. María, tiene poder sobre el
demonio y vence su obra destructora, al Ella haber sido creada
Inmaculada en virtud de la futura redención de su Hijo. Ella por ser
Inmaculada, no tuvo nunca pecado original ni personal, o sea,
Satanás nunca tuvo poder sobre ella, ni su mente, ni corazón, ni
acciones. Es por eso, que nuestra Madre, nos llama con urgencia a la
conversión auténtica, a la renuncia al pecado, indiferencia,
incredulidad y rebeldía que hay en el hombre de hoy.... Ella siempre
batalla como buena Madre en esta hora decisiva para la humanidad,
hora en que se juega la salvación eterna de tantas y tantas almas,
incluso de la nuestra.
¿No son todas las apariciones de la Virgen, intervenciones directa
de Nuestra Madre, en un momento para prevenir y proteger a la
Iglesia y a la humanidad de los peligros que la falta de conversión
pueden ocasionar con consecuencias trágicas? ¿No son las apariciones
de la Virgen, interferencias a las obras y trampas del demonio,
renovando la fe y la oración? Ella siempre se coloca, como buena
Madre en la defensa de sus hijos, entre el demonio y los hombres,
para contrarrestar los efectos oscuros y pecaminosos de su acción
diabólica.
Si en toda la historia de la Iglesia, hemos visto estas
intervenciones evidentes e interferencias de la Santísima Virgen en
defensa de sus hijos, batallando y triunfando contra el demonio, en
estos últimos siglos, la hemos estado viendo intervenir como nunca
antes. Esto se entiende a la luz de lo que dijo San Luís de Montfort:
a medida que pase el tiempo la batalla se intensificará.
San Luís María Grignion de Montfort: “Dios ha hecho una enemistad
irreconciliable que durará y crecerá hasta el fin del mundo y es
entre María, su Santísima Madre y el demonio; entre los hijos y
servidores de la Virgen, y los hijos y súbditos de Lucifer; de modo
que el más terrible de los enemigos de Satán que Dios ha suscitado
es María, su Santísima Madre, a la que dió, desde el mismo paraíso
terrestre, aunque todavía no estuviese más que en su idea, tanto
aborrecimiento a este enemigo de Dios, tanto arte para descubrir la
malicia de esta antigua serpiente, tanta fuerza para vencer, abatir
y aplastar a este orgulloso monstruo, que la teme más que a todos los
ángeles y todos los hombres, y en cierto sentido más que al mismo
Dios
El enemigo mas terrible que ha suscitado Dios contra Satanás es
María. ¿y porqué?
1-Porque Satanás, que es tan orgulloso, sufre infinitamente mas al
verse vencido y castigado por una sencilla y humilde esclava de
Dios, y la humildad de la Virgen lo humilla mas que el poder divino.
2-Porque Dios ha concedido a María un poder grande contra los
demonios. (lo vemos en exorcismos, en obras marianas). Este poder
es por su
inmaculada concepción y porque nunca pudo el demonio hacerla
participar en el reino de la oscuridad a través del pecado.
3-Lo que Lucifer perdió por orgullo lo ganó María con su humildad.
Lo que Eva perdió por la desobediencia, lo ganó María por su
obediencia. Eva al obedecer a la serpiente, se hizo causa de
perdición para sí y para todos sus hijos; María al permanecer
siempre fiel a Dios, se convirtió en causa de salvación para sí y
para todos sus hijos y servidores consagrándonos al Señor.
María descubrirá siempre la malicia de la infernal serpiente y sus
tramas infernales, desvanecerá sus diabólicos consejos y librará a
sus fieles servidores, hasta el fin de los tiempos, de sus crueles
garras. El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá
particularmente en los últimos tiempos en que Satanás pondrá
acechanzas a su calcañar, es decir, a los humildes esclavos y a los
pobres hijos que María suscitará para hacer guerra al infierno”. (Tratado
de la verdadera devoción #
52
y 53)
¿Es necesario el triunfo del Inmaculado Corazón?
Satanás es el príncipe de este mundo, al ser un ángel
poderoso, ha tenido poder sobre las sociedades, naciones y eventos.
Ese poder fue roto por la muerte y resurrección de Nuestro Señor y esa
salvación esta disponible a nosotros, la Iglesia. Tenemos la
victoria, en Cristo, pero la batalla por acoger y vivir esta
victoria continua en cada generación hasta el final de los tiempos.
Es precisamente en esta batalla de la humanidad de hoy, de los hijos
de Dios y de la Iglesia, contra Satanás y sus secuaces, que la
Virgen Santísima viene en nuestro auxilio como capitana de las
grandes batallas de Dios, para ayudarnos a alcanzar la victoria que
en su corazón es plena y real.
Aparición en Fátima el 13 de Julio de 1917: “visteis el infierno a
donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios
quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.
Si hacen lo que les voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán
paz..... habrán guerras, hambre y persecuciones a la Iglesia y al
Santo Padre.
Para impedirla vendré a pedir la Consagración de Rusia a mi
Inmaculado CORAZÓN y la comunión reparadora de los primeros sábados.
Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz, si no,
esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y
persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el
Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán
aniquiladas.....
De pronto el horizonte se presenta sombrío....y después surge un
rayo brillante de luz y de esperanza: “Al final, mi Inmaculado
Corazón triunfará. “
En este mensaje de Fátima, nuestra Señora ha querido despertarnos la
conciencia de que estamos en una batalla que envuelve naciones,
sociedades y reinos, y cada individuo que en ellos reside. “No
podemos negar la existencia de fuerzas en la sociedad que actúan con
hostilidad hacia la Iglesia. Todas estas cosas manifiestan la obra
sutil del príncipe de este mundo y del misterio de la iniquidad aún
en nuestros días”. (Sínodo de obispos, 1985- Final Relatio #14)
La clave de la estrategia de Satanás en nuestros tiempos ha sido el
ateísmo, la corrupción de la fe y la secularización total de la
humanidad. Gradualmente, Rusia, como lo anunció la Virgen en Fátima,
ha esparcido sus errores, no solo a nivel político, sino y más
importante, esparciendo a nivel espiritual, su ateísmo, materialismo
y secularismo humanista, reduciendo al hombre a la sola creencia en
el mundo visible, y en desear ponerlo bajo su control sin necesidad
de Dios. También, la Iglesia, la fe y las Escrituras han estado bajo
ataque directo de una “religión conformada con el mundo” (no hablo
de sus técnicas, sino de la doctrina) o “de imposturas religiosas”,
“falsos conceptos de la religión”, “falsos conceptos de Iglesia”.
“Muy frecuentemente los hombres engañados por el Maligno, se
hicieron necios en sus razonamientos y trocaron la verdad de Dios
por la mentira, sirviendo a la criatura en lugar del creador” (Lumen
Gentium
#16)
Podemos deducir con claridad que la batalla mayor de estos tiempos
que encierra todas las que se libran hoy es: CRISIS DE FE. Tenemos
una crisis de fe: porque no se cree en Dios, ni en su Palabra, una
falta de obediencia a Dios que se ha revelado a sí mismo y que ha
revelado también la Verdad. Falta de fe, que se traduce
en una vida
cuyo fin es terreno, no celestial; y también se niegan los valores
sobrenaturales. En la Carta Apostólica de Su Santidad Juan Pablo II, Tertio Millennio Adveniente, leemos: “De hecho, no se puede negar que la vida
espiritual atraviesa en muchos cristianos un momento de
incertidumbre que afecta no solo la vida moral, sino incluso a la
oración y a la misma rectitud teologal de la fe. Esta, ya probada
por el careo con nuestro tiempo, está a veces desorientada por
posturas teológicas erróneas, que se difunden también a causa de la
crisís de obediencia al Magisterio de la Iglesia”.(#
36)
El Santo Padre nos está diciendo que nuestra fe está siendo probada
en estos tiempos porque el error ha entrado en todas las áreas de
nuestra vida: espiritual, moral y doctrinal. Debido a esta crisís de
fe, las mentes se han oscurecido y las conciencias están
desorientadas y confundidas. El pecado ya no se llama por su nombre,
y es por esto que vemos tanto caos, orgullo intelectual, rebeldía,
búsqueda de la verdad fuera de Dios y definiendo la verdad de
acuerdo a la interpretación personal de cada uno y a las
circunstancias. Hay también una fascinación por lo oculto y por el
movimiento de la Nueva Era. Y toda esta confusión también podemos
observarla, incluso, algunas veces en los círculos religiosos.
Es por esto que es necesario el triunfo de su Inmaculado Corazón, porque cuando la
Iglesia libra una batalla como la de nuestros tiempos, la Madre
viene en auxilio, a socorrernos y llevarnos al desierto (Apocalipsis 12:
escondernos en su corazón, alimentándonos con su fe firme, su
disposición a la Palabra, su obediencia a la revelación de Dios.
Formándonos con su mediación maternal, con sus enseñanzas, sus
direcciones y consejos. Y cuidándonos del maligno, defendiéndonos en
esta guerra por nuestras almas, manteniéndonos cerca guardados en su
corazón, donde el demonio no puede entrar, ni robarnos. “No tengas
miedo, mi Inmaculado Corazón será tu refugio y tu camino seguro para llegar a Dios”
(La Virgen a Lucía)
Es evidente, que en estos tiempos, y podría decir que de forma
urgente, es necesaria una poderosa victoria de la Santísima Virgen sobre
el mal: el triunfo del Inmaculado Corazón, triunfo de la gracia sobre el pecado, de
la luz sobre las tinieblas, de la verdad sobre el error, de la
santidad sobre la corrupción, de la paz sobre la guerra y la
violencia.“Es necesario el triunfo del Inmaculado Corazón de María para salvar la humanidad, mostrando a Jesús, fruto bendito de su vientre” (S.S.Juan
Pablo II: Ángelus, 8 de Julio de 1984).
S.S. Juan Pablo II cita al Cardenal August Hlond, que al morir dijo: “la
victoria si llega llegará por medio de María”. Mientras entraba en
los problemas de la Iglesia universal, al ser elegido Papa, llevaba
en mí una convicción semejante: que también en esta dimensión
universal, la victoria, si llega, será alcanzada por María. Cristo
vencerá por medio de Ella, porque El quiere que las victorias de la
Iglesia en el mundo contemporáneo y en el mundo futuro estén unidas
a Ella” (Cruzando el Umbral de la Esperanza, página
236)
El triunfo del Inmaculado Corazón, es también el triunfo de la Iglesia. “Traerá la
nueva primavera de la Iglesia" que el Santo Padre nos habla en
Tertio Milenio Adveniente:
"resurgir la fe, brillará la Iglesia, triunfará el Corazón de
Cristo”.
¿En qué consiste este triunfo?
La reconquista espiritual de todo el mundo. O sea, que nuestros
corazones regresen a su Hijo, que vuelvan a pertenecerle a El, y su
Corazón Inmaculado es el camino seguro y, perfecto para llegar al
Corazón de Cristo. Ella, como madre nuestra, quiere hacer todo lo
posible, para regresarnos al camino de su Hijo, por llevarnos a
Él,
por revelarnos al único Salvador y Señor.
Ella quiere enseñarnos el camino que hemos perdido: el amor, la fe,
la conversión, la vida de los sacramentos, los valores morales, los
valores familiares, la obediencia y fidelidad a Dios y a sus
mandamientos.
”La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo,
para así poder devolverlos a Dios.
Es por ello que debemos reconocerla por lo que ella es y someternos
a ella y a su reinado, el cual es todo amor y ternura” (San
Maximiliano Kolbe)
Siempre debemos pensar en el triunfo de la Santísima Virgen en
término de destrucción del pecado, de sus estructuras y de las
consecuencias del pecado. Precisamente se trata del triunfo del
Corazón Inmaculado, porque la batalla se libra en el corazón de los
hombres, que se han endurecido, se han alejado de Dios y han dado
cabida a la oscuridad y al pecado, al mundo, la carne y el demonio.
Ella, en cuyo Corazón se vive en plenitud el triunfo Redentor de
Cristo, nos quiere hacer participes de esa victoria, manifestando a
cada uno de nosotros y a las naciones todas, el triunfo de Su
Corazón, el triunfo de la gracia sobre el pecado, del amor sobre el
egoísmo, de la paz sobre la violencia, de la fe renovada por el Espíritu
Santo
sobre el ateísmo, de la amorosa devoción sobre la indiferencia y la
frialdad, de la verdad de la revelación sobre la mentira, las
herejías y falsa religión.
¿Cómo se dará este triunfo? ¿Cuáles son los medios?
“Las palabras de Fátima, con el fin del siglo, parecen acercarse a
su cumplimiento” (JPII).
Este triunfo va abriéndose paso a través de diversos actos
significativos y se realizará en la historia a través de nuestra
respuesta a la obra de nuestra Madre en estos tiempos, a nuestra
fiel obediencia a sus peticiones y direcciones. Además, se dará por
el sacrificio de los apóstoles de los tiempos modernos (los hijos de
María, los amantes y adoradores de la Eucaristía, los fieles al
Papa), que siguiendo las huellas de los doce después de Pentecostés,
con su mismo espíritu de entrega hasta el martirio por la fe, de
sangre si tal fuere el designio de la misericordia de Dios, o por lo
menos moral, se mantendrán firmes en su testimonio de oración,
penitencia, amor, paz, fidelidad a la verdad en la difícil hora
presente.
¿Cuando y de qué manera?
Quizás esto pertenece a la tercera parte del
secreto, que a su tiempo se patentizará mejor. No sabemos
exactamente el como ni el cuando, pero sabemos los medios que la
Santísima Virgen nos esta dando para que promovamos y aceleremos
este triunfo. En el mismo mensaje de Julio 13, Ella nos lo dice:
“para impedirla (batalla espiritual y crisís de fe) vendré a pedir la
Consagración de Rusia a mi Inmaculado CORAZÓN y la comunión
reparadora de los primeros sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia
se convertirá y habrá una era de paz”
1- Consagración y Reparación.
Consagración que es entregarnos, confiarnos al Corazón de Nuestra
Madre. Dejarnos formar, moldear, guiar y enseñar por Ella. Es
llenarnos de sus disposiciones interiores y participar de sus
gracias. Es guardarnos dentro de Ella, para ser protegidos en esta
ardua lucha que libramos contra las fuerzas del mal.
Es pertenecerle a Nuestra Santísima Madre, es ser reclamados como
cosa y posesión suya, lo cual debilita el poder de Satanás sobre
nosotros que quiere perdernos, alejarnos de Dios y condenarnos.
Sabemos que las almas que se entregan a Ella completamente y sin
reservas llegan a comprender mucho mejor quien es el Señor Jesús y
los misterios de Dios. La Madre de Dios no puede llevarnos a ningún
lugar excepto a Nuestro Señor, a Su Iglesia y a Su Magisterio. Los
apóstoles de estos tiempos, se forman en el Inmaculado Corazón, igual que después de
la resurrección, durante esa persecución, los apóstoles estaban con
María Santísima.
Ponernos el servicio de Ella: "Deseamos ser perfectos instrumentos
de la Inmaculada y ser totalmente guiados por Ella, en perfecta
obediencia"(San Maximiliano Kolbe)
Es importante, mas que nunca, darla a conocer y hacer que muchos la
amen y se consagren a Ella. “Jesús quiere utilizarte para darme a
conocer y hacerme amar” (La Virgen Santísima a Lucía)
La Consagración no es simplemente una oración o un acto de devoción,
es un compromiso, un estilo de vida, de
obediencia, humildad, servicio incondicional, apertura a los demás,
capacidad de silencio, purificación, etc.
Todo acto de consagración, atrae y actualiza el triunfo del
Inmaculado Corazón. El
acto de Consagración del mundo según JUAN PABLO II, se ordena al
triunfo final del Corazón Inmaculado, profetizado en Fátima. Porque cuando nos
consagramos la aceptamos como Madre, Maestra y Reina, y la invitamos
a ejercer toda su misión espiritual en nosotros. Podríamos deducir
que el triunfo del Inmaculado Corazón se ha ido tejiendo poco a poco con una serie
de eventos cruciales para la vida de la Iglesia de este siglo:
apariciones, movimientos marianos, consagraciones, JUAN PABLO II y
la Consagración de 1984, la
caída de las estructuras políticas marxistas
que impedían la libertad de fe y religión, el Año Mariano,
la
beatificación de los niños de Fátima, la renovación de consagración del
mundo y la Iglesia en Octubre del 2000.
De manera a veces, extraordinaria, pero generalmente de formas mas
sutiles, estamos viendo la intervención clara y directa de Nuestra
Madre renovando la fe enfriada y confundida, llamándonos a la vida
de oración, penitencia, amor y adoración a la Eucaristía,
Reparación, sacramentos, rezo del Santo Rosario y fidelidad a la fe
de la Iglesia.
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Junto con la consagración, la reparación:
El 10 de Diciembre de 1925, se le apareció a Sor Lucía, la Santísima. Virgen
con el niño Jesús. Le dijo el niño: “ten compasión del Corazón de tu
Santísima Madre que está cubierto de espinas, que los hombres ingratos
le clavan sin cesar; sin que haya nadie que haga un acto de
reparación para arrancárselas.”
Inmediatamente dijo la Santísima Virgen: Mira hija mía, mi corazón
cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con
blasfemias e ingratitudes. Tú al menos procura consolarme”.
Elementos de la Comunión Reparadora de los primeros sábados:
1- Rezo del Santo Rosario meditado (adentrarnos en los misterios de
Nuestra Redención)
2-Sacramento de la Reconciliación y examen de conciencia (estrategia
de conversión y arrepentimiento)
3-Recibir la comunión en reparación por nuestros pecados y los
pecados del mundo y las ofensas a su Corazón Inmaculado.
4-Adoración al Santísimo Sacramento (estar ante la presencia de
Cristo para adorarle, amar, creer, por los que no lo adoran, aman, y
creen).
La reparación atrae misericordia.
2. El Santo Rosario
En cada una de las apariciones de Fátima,
Ella pide “recen el rosario”, ¿por qué? Arma poderosa contra la
crisís de fe. “Es la fe contenida en una mano”. Todos los misterios
principales de nuestra salvación y Redención están contenidos en los
misterios del rosario (Profundizar la fe en espíritu de oración).
Grandes Batallas se han vencido con el Rosario: Santo Domingo,
Lepanto (octubre 7, 1571); Brasil (1964);
El Papa Pío IX: “denme un ejercito de personas que rezan el rosario
y conquistare el mundo”.
Después de cada decena se nos ha pedido recitar: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados,
líbranos del fuego del infierno, conduce todas las almas al cielo,
especialmente las que mas necesitan de tu misericordia”.
Las grandes batallas de Dios en su pueblo, las ha librado la Virgen
María, viniendo en nuestro auxilio y dirigiéndonos en medio de la
tribulación: (Juan/Cruz) (Santiago con Pilar) (Guadalupe)
(Covadonga)
(Lepanto) (Polonia) (Rusia)... Como el pilar o columna de Genesís
13, 21-22, de nube durante el día, y la columna de fuego durante la
noche precedía a los israelitas en el desierto para enseñarles el
camino, y nunca dejó de ocupar su lugar en frente del pueblo, la
Virgen Santísima es el nuevo pilar o columna, que se revela a Santiago y
le deja un pilar en los inicios del cristianismo, y también revelada
en tiempos mas recientes en el sueño de San Juan Bosco. Ella va
delante de la Iglesia y de cada uno en tiempos de confusión y
batalla, llevándonos seguros al Corazón de Jesús.
Ella siempre intervendrá en la historia de los hombres. Dios le ha
dado poder para ello. La historia de Ester: En Fátima la Virgen trajo
un detalle particular en su vestido: una estrella. Esto nos hace
comprender la misión esencial de la Santísima Virgen en esta aparición. Ester
significa estrella. Para ello vamos al libro de Ester: la reina
interviene para salvar al pueblo de la trampa y exterminio del
enemigo. El enemigo mas bien es exterminado, logra el favor del Rey, quien reversa toda la acción del enemigo
hacia el mismo.
El triunfo del Inmaculado Corazón es progresivo y se va dando paso a paso:
Hemos visto como fruto de la consagración del mundo y Rusia, la
caída de las estructuras políticas que impedían la fe. Pero, esto no
significa que el mundo de hoy es un mundo creyente. En 1991: cuando
el Santo Padre visita Fátima: “Estoy conciente que el espíritu
detrás del comunismo no está muerto, y se corre el peligro de
remplazar el marxismo con otra forma de ateísmo, que exaltando la
libertad tiende a destruir las raíces de la moralidad humana y
cristiana. Las nuevas condiciones de los pueblos y de la Iglesia son
todavía peligrosas e inestables. Por eso Madre, revela tu amor a
cada uno de tus hijos y a las naciones, pues te necesitamos”.
Que nos quiere decir el Santo Padre: que la Santísima Virgen ha logrado ya la primera etapa
de la batalla, derrumbar un sistema estructurizado con poder
político, pero todavía hay mucho que derrumbar, todos los errores
que esparcío
el materialismo,
insubordinación, rebeldía, violencia, opresión, ateísmo, un mundo
sin Dios, sin apertura a sus misterios, disensión de la verdad,
secularismo. O sea, falta alcanzar que cese la crisis de fe y sus
consecuencias, dentro de la Iglesia y en el mundo, en los corazones,
en las familias y en las naciones enteras. En este mismo mensaje de
Fátima: “Portugal no perderá la fe”.... y después viene el
secreto....que significa que hay naciones que sí la perderán? Falta
vencer todavía la crisis de fe: Con esta victoria, se cumplirá la
totalidad de la promesa: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará” y vendrá un
tiempo de paz.
“La actual crisís mundial y la interna de la
Iglesia, en el fondo pondrán de manifiesto una gran verdad oculta a
los ojos: la de la humanidad que se sentirá impotente para
resolverla por sí misma, a
pesar de la técnica y el progreso. Entonces en el fondo de su
pobreza, sentirá la necesidad de unirse a Dios a modo de exigencia
vital. Tal será el momento decisivo para el triunfo del Inmaculado
Corazón.”
Ahora bien, el fruto de este triunfo será la era de paz.
¿Porqué era
de paz? Porque al triunfar su corazón, ella la
Reina de la paz nos
hará partícipes de la paz que en su corazón reside. Paz que es fruto
de su total comunión de amor con Cristo, paz que recibe de
Él por la
unidad perfecta de ambos corazones. Paz que ella posee por su
perfecta armonía con la voluntad de Dios y sus designios.
Trabajar por ese triunfo:
“Aquellos que se entregan completamente a la Inmaculada arderán con
un amor tan poderoso que les hará prender ese fuego a todo lo que
esta a su alrededor y causar que muchas almas ardan con ese mismo
amor. Así conquistarán el mundo entero y cada alma en particular
para la Inmaculada. Esto lo harán lo mas pronto posible.” (San
Maximiliano Kolbe)
La consagración personal y la vivencia auténtica: derrumba las
estructuras de pecado que existen en nuestros corazones. Primero,
tenemos que hacer que ella triunfe en nuestros corazones y así va a
ir triunfando en la sociedad.
“Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el
futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Virgen Santísima, y por ella, para el
Sagrado Corazón de Jesús. Esas almas llegarán a amar al Sagrado
Corazón mucho
mejor y mas profundamente de lo que lo han hecho hasta ahora. A
través de su amor incendiará el mundo y lo consumirá” (San
Maximiliano Kolbe).
Creo que debemos reconocer la seriedad del momento, y cuanto depende
de nuestra respuesta la hora que vivimos. Su Inmaculado Corazón triunfará, que
bello sería sabernos instrumentos aunque sea pequeñísimos de ese
triunfo.
En Fátima (la última noche): “vayan y sean apóstoles de mi Inmaculado
Corazón".
O sea, debemos responder al llamado de Nuestra Madre, a los medios
que nos da para alcanzar el triunfo de su Corazón Inmaculado, y debemos mas que
nunca darla a conocer, hacerla amar y utilizar los medios que ella
nos da para nuestra conversión y la era de paz.
Ana Catalina Emmerick (mística del principio del siglo XIX) nos dice:
“Vi volar por la superficie del cielo un Corazón resplandeciente de
una luz roja, del cual partía una estela de rayos blancos que
conducían a la llaga del Costado de Jesús. Esos rayos atraían a
ellos un gran número de almas, que a través del Corazón y la estela
luminosa, entraban al Costado de Jesús. Se me explicó que ese
Corazón era el de María”.
Prohibida la
reproducción
de esta enseñanza de la Madre Adela Galindo, excepto para uso personal.
Esta página es obra de Las Siervas de los Corazones
Traspasados de Jesús y María
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