Nuestro Apostolado de las Peregrinaciones a Lugares Santos



"La peregrinación tiene un significado espiritual muy profundo y puede constituir, ya de por sí, una importante catequesis. En efecto ―como nos lo ha recordado el
Concilio Vaticano II― la Iglesia es un Pueblo de Dios en camino, en busca de «la ciudad futura y perenne» (cf Lumen gentium, 9).
Hoy día hay en el mundo un resurgir de la práctica de la peregrinación"

(Mensaje del Ven. Juan Pablo II para la IV Jornada Mundial de la Juventud)
 

Propósito de Nuestras Peregrinaciones

       El apostolado de las peregrinaciones, es uno de los  medios a través del cual las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, nos disponemos a llevar a muchos corazones a descubrir, conocer y amar  los Tesoros de la Iglesia, profundizando en el don y a la vez, descubriendo nuestra responsabilidad de atesorarlos. Las peregrinaciones son también una oportunidad de compartir y transmitir el carisma que Dios ha confiado a nuestra Familia espiritual.  Se convierten en una escuela ambulante de formación y profundización en nuestra identidad y misión. 

       Nuestra peregrinaciones son hechas en un ambiente de familia espiritual, es por ello que no son anunciadas en medios públicos,  y por lo que se requiere de los participantes un compromiso de fe, adhesión de corazón a la Iglesia y la disponibilidad propia para caminar juntos en la senda espiritual, formativa y familiar que cada peregrinación traza ante nosotros.  

       Nuestras peregrinaciones nacieron por un impulso del Espíritu a nuestra Congregación.  Tienen una fisonomía muy clara desde su origen, un propósito muy definido y una forma particular de llevarse a cabo que revela en todas sus dimensiones, nuestro carisma y visión.  Las peregrinaciones son un apostolado, no un negocio para nosotras, por lo tanto, todo el espíritu debe ser coherente con el propósito por el cuál se hace esta Peregrinación: crecer en el amor a los Corazones Traspasados de Jesús y María, en el amor y fidelidad filial a la Santa Madre Iglesia y en el conocimiento de  sus tesoros (santos, santuarios, reliquias, espiritualidades) y de manera particular profundizar en una elemento fundamental del carisma de esta Familia.  Cada año elegimos un recorrido con un tema fundamental que marca un mapa espiritual para nuestras peregrinaciones.  Los Lugares Santos y la formación que se imparte en ellos, nos llevan a contemplar, ponderar, profundizar y palpar los tesoros del Magisterio de la Iglesia y las gracias que se comunican a través de peregrinar a estos lugares. Caminamos juntos como familia la senda espiritual y formativa que nos marcan estos lugares santos.

       Nuestras peregrinaciones, como toda nuestra vida y apostolados, se basan en cuatro corrientes espirituales y fundamentales, que fluyen en una sola: Eucarística, Mariana, abierta al poder y carismas del Espíritu Santo, y en el corazón de la Iglesia.  Peregrinamos juntos con un solo corazón y una sola mente: en lazos de caridad fraterna, edificando la senda con comunión de corazones.

Todo se prepara en espíritu de oración

       Con muchas horas de amor, atención, dedicación y trabajo, preparamos estas peregrinaciones. Cada detalle, según nuestras posibilidades, es atendido y preparado.  No solo los detalles prácticos, organizativos, sino que todo es preparado con mucha oración y sacrificios, con fidelidad a todo lo que discernimos ser el propósito específico de cada peregrinación, su razón de ser y su meta.  Con todo el corazón y en oración, se preparan todos los detalles espirituales como organizativos, para las peregrinaciones.

       Pedimos a los que peregrinan con nuestra familia, que atesoren y guarden en su corazón, como la Virgen, todo lo que se les provee para dirigir sus corazones hacia el propósito espiritual de la peregrinación: el libro que contiene tantos tesoros, las indicaciones, las reflexiones, enseñanzas, oraciones en común… etc. Sobre todo la participación diaria en familia de la Santa Misa.  También, pedimos que tengan la disposición de peregrinar en forma que construyamos juntos un ambiente espiritual, ordenado, sano, estructurado y familiar. 

Espíritu de la Peregrinación

       El itinerario se diseña de acuerdo al propósito para cada peregrinación. En cada peregrinación queremos caminar juntos hacia la Casa y la Escuela de los Corazones de Jesús Y María. Entrar en los misterios de amor del Corazón de Cristo a través del Corazón Materno de María para ser testigos del triunfo del Amor en nuestro momento histórico.  Ser testigos del amor, es el llamado particular de la Iglesia del Tercer Milenio, gracias que se nos concede a través de la mediación materna de la Santísima Virgen: ¡Totus Tuus!!   El propósito de la peregrinación es adentrarnos en los tesoros de la Iglesia, abriendo nuestros corazones a una profunda experiencia de conversión, maduración y solidez en nuestra idenditad católica y lanzarnos con nuevo ímpetu apostólico a cumplir la misión que el Señor tiene para cada uno de nosotros, comprometiéndonos en la Nueva Evangelización del Mundo.  

       En espíritu de familia, en unidad y alegría, peregrinamos juntos, enlazando nuestros corazones como un rosario viviente.  El peregrinar en comunidad, conlleva grandes bendiciones, pero éstas requieren opciones de amor y sacrificio por el bien común. Lo importante será lo que el Señor nos enseñe en cada lugar, la recepción a todas las gracias y enseñanzas, y la responsabilidad personal de asimilarlas y hacerlas crecer.  Lo más importante no es cuanto veamos o hagamos, sino que se dé el fruto máximo y mayor, en nuestros corazones.  

       Este fruto se dará a través de un camino de oración, de servicio, cooperación con Dios y con los hermanos, la meditación
y estudio de las Sagradas Escrituras, Tradición y Magisterio de la Iglesia y bajo la dirección y formación de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. Cada peregrinación es hecha con un propósito espiritual específico y pedimos que los que se sienten llamados a participar, se preparen adecuadamente para que este propósito pueda llevarse a cabo.

       Diariamente celebramos la Santa Misa, la Liturgia de las Horas y rezamos el Santo Rosario.  Durante la peregrinación tenemos momentos de Adoración Eucarística y también, tiempos de orar los unos por los otros.  Hay momentos de silencio y de recogerse en profunda oración. Tambien, momentos específicos de reflexiones y enseñanzas, como tambien, tiempo de gozarnos  como familia y celebrar el don de caminar juntos en esta peregrinación. 

En todo abrirnos a las gracias del Espíritu que nos quiere transformar en imágenes vivientes del amor de los Corazones Traspasados de Jesús y María

 

 

 
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