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Santa Gertrudis le preguntó a San Juan por qué habiendo reposado su cabeza en el pecho de Jesús, durante la última cena, no había escrito nada para nuestra instrucción sobre las profundidades y movimientos del Sagrado Corazón de Jesús. San Juan le respondió: “Mi ministerio en ese tiempo en que la Iglesia se formaba consistía en hablar únicamente sobre la Palabra del Verbo Encarnado, pero en los últimos tiempos, se les está reservado la gracia de oír la voz elocuente del Corazón de Jesús. A esta voz, el mundo, debilitado en el amor a Dios, se renovará, se levantará de su letargo y, una vez más, será inflamado en la llama del amor divino”.
Nos dice el Señor a través de Santa Gertrudis que la renovación del mundo cuando este se encontrara cansado, aletargado, sin fuego en su corazón, vendría a través de escuchar los latidos del Corazón de Jesús: latidos de amor.
Esos tiempos, profetizados por San Juan a Santa Gertrudis, han llegado ya. Jesús mismo ha revelado al mundo la devoción a su Divino Corazón. Y la ha dado al mundo, como un último esfuerzo de su amor, en estos últimos siglos, para calentar a un mundo frío, para intentar salvar a las almas que se pierden, como un medio seguro de calmar la justicia divina y de alcanzar misericordia de Dios, y como una fuente abundante de bendiciones (Jesús a Santa Margarita María de Alacoque).
“La Iglesia y la sociedad”, dijo Pío IX en septiembre de 1860, “no tienen más esperanza que en el Corazón de Jesús; Él es quien las curará de todos sus males… Atravesamos tiempos difíciles. Todo está en peligro, tanto en el orden espiritual como en el temporal. En medio de calamidades tan grandes que pesan sobre el mundo, es absolutamente necesario que reavivemos inmediatamente nuestra piedad y pidamos todos juntos que la Sangre Divina que brota de Su Corazón nos proteja, nos atraiga hacia sí con los lazos de una caridad más ardiente, que inflame a todos los hombres con el fuego sagrado que le consume, que les inspire los sentimientos que le animan a fin de hacerles agradables a Dios con una vida llena de buenas obras y de méritos”.
Jesús nos avisa a través de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque que el corazón humano se está volviendo indiferente y frío, que se estaba extinguiendo en los corazones el fuego que Él había traído a la tierra; el pecado se estaba desbordando por todas partes, y muchos caerían en los caminos de perdición. O sea, se estaba empezando a cumplir la profecía de Mateo 24:12-13: “Al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará”. Es por ello que ante la pérdida del amor y el enfriamiento de la caridad, Jesús ofrece su Corazón para reanimar la llama del fuego del amor; para darnos la fuente misma del amor: Su Corazón.
“El Corazón de Jesús es la reserva providencial guardada para nuestros tiempos por la bondad de Dios” (Monseñor Baudry). “Ninguna devoción es más apropiada a las necesidades de la sociedad moderna. Al egoísmo de nuestra época, a sus tendencias sensuales, a su indiferencia religiosa, opone a ella el culto más delicado, más puro, más desinteresado, más tierno, más compasivo”.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús responde perfectamente a las necesidades de nuestra época; es un remedio eficaz contra las pasiones humanas que degradan al hombre. Contra el egoísmo, la concupiscencia y la ambición, opone las virtudes contrarias. En cuanto a los errores de esta generación, ella suministra las armas victoriosas para combatirlos y destruirlos.
Dos grandes males filosÓficos para la iglesia:
el Papa PÍo IX las expone y las combate con el Sagrado CorazÓn.
Racionalismo: uno de los frutos de la falta de piedad. Rechaza lo sobrenatural, niega la divinidad de Jesucristo, la autoridad de la Iglesia y proclama la indiferencia en materia de fe y religión, la independencia del pensamiento y de la voluntad: autonomía para decidir sobre el bien y el mal. Sin embargo, al contemplar el Corazón de Jesús descubrimos:
• El Corazón de Dios hecho hombre para entrar en relación directa con la humanidad.
• El Corazón traspasado de donde nace la Iglesia, revestida de fuerza divina, con un poderío sobrenatural, que tiene en sí la vida de las almas y de las sociedades. Papa Pío IX: “Como todos sabemos, el divino Corazón de Nuestro Señor es el remedio destinado a salvar al mundo”.
• Un Dios que revela, se manifiesta en la vida de su pueblo.
• Un reinado de amor.
Liberalismo: el resumen de todos los errores modernos. En 1874, San Pío IX nos describe las características:
• El orgullo: “los conoceréis porque muestran su despecho, sobre todo lo que significa una obediencia pronta, entera y absoluta a los decretos y avisos de la Santa Sede. Se creen más sabios que la Iglesia”.
• Servilismo hacia el estado: “adulan el poder civil, sin tener valentía para exponer lo que contraría a la verdad… Se ponen a favor de la falsa libertad”.
• Espíritu de división: este error es más peligroso, pues se esconde bajo el velo de la caridad y la misericordia. Llaman a los hijos fieles de la Iglesia, retrógados, atrasados y faltos de progreso.
El CorazÓn de JesÚs se opone a estas tendencias:
• Al orgullo con su humildad profunda, su anonadamiento.
• A la independencia, opone su obediencia. “Obediencia hasta la muerte y una muerte de cruz” (Filipenses 2:8).
• Al servilismo hacia el mundo: su noble y generosa firmeza. Nunca se doblegará ante el César para obtener sus favores; no se le verá jamás adular a la multitud para tener popularidad.
• Al espíritu de división: inmensa caridad y su ardiente celo por la unidad en la Oración Sacerdotal (Juan 17). El Corazón de Jesús pide la unión en la verdad; romperla, significa causarle la mayor injuria.
San Pío IX veía en el Sagrado Corazón un remedio contra el liberalismo, cuando aprobaba, por la Consagración solemne del 16 de junio de 1875, una fórmula en la cual se encuentra una oración por la conversión de los católicos liberales.
• La Iglesia y la sociedad no tienen más esperanza que en el Sagrado Corazón de Jesús, es El quien los curará de todos los males. Predicad y difundid por todas partes la devoción al Sagrado Corazón, ella será la salvación del mundo. Apresuraos en organizaros y constituiros.”. (San Pío IX, dijo al fundador de los Misiones del Sagrado Corazón)
• Para San Pío IX el Sagrado Corazón lo era ¡todo! Veía en Él la esperanza de la Iglesia y la salvación de la sociedad moderna.
• Cuando le sugirieron la Consagración del Mundo al Corazón de Jesús dijo: “Sí, hace falta que este Divino Corazón ejerza su soberanía real sobre el mundo”.
• La consagración universal de todos los cristianos al Corazón de Jesús fue hecha el 16 de junio de 1875, el segundo centenario de la Aparición de Nuestro Señor a Santa Margarita María y el 30 aniversario de la elevación de Pío IX a la sede de Pedro.
El Papa LeÓn XII continÚa la visiÓn de PÍo IX:
• Descubre a Nuestra Señora del Sagrado Corazón y consideró su devoción como un camino seguro para ir al Corazón de Jesús y conseguir las gracias de las que Él es el origen.
• Animó a los fieles a recurrir a Ella, que tiene en sus manos todos los tesoros del Corazón de su Hijo.
• Elevó a rito de primera clase la fiesta del Sagrado Corazón y aprobó las Letanías al Sagrado Corazón y su recitación pública.
• Consagra el mes de junio al Sagrado Corazón y da gran impulso a la devoción de los primeros viernes de mes.
• Proclama al Sagrado Corazón como la salvación de la humanidad y el remedio de todos sus males.
• Él no quiso que nada escapara a la influencia del Sagrado Corazón, pues consideraba que era el remedio a todos los problemas de la era moderna.
• De manera particular cree que el Corazón de Jesús es el camino para la conversión de los jóvenes, y pide grupos para jóvenes dedicados al Sagrado Corazón. Si el Corazón de Jesús recibe con placer el honor de los fieles, recibe con alegría el de los jóvenes. “Las palabras no pueden explicar hasta qué punto esas prácticas de piedad dedicadas al Sagrado Corazón son útiles a la juventud. Es imposible que la contemplación constante del Divino Corazón, así como el conocimiento más íntimo de sus perfecciones y de su amor inefable, no amortiguará el impulso de las pasiones impetuosas y no constituirá un impulso en la búsqueda y práctica de la virtud”.
¿QuÉ hizo LeÓn XIII, el Papa del Sagrado CorazÓn?
Recordemos que es el Papa, que en 1884, tuvo la visión del demonio, retando al Señor sobre el poder que ejercería en el mundo y la Iglesia, y escribió las oraciones de San Miguel. Tenía una mirada de águila: sabe penetrar los sistemas de filosofías engañosas, doctrinas materialistas y antisociales que se extienden cada día más. Y abarcando con una seguridad de visión tan profunda, la generación actual y sondeando las llagas abiertas que ella posee, reconoce con claridad el peligro. Pero, está claro que en Sabiduría 1:14 nos dice el Señor que las naciones son capaces de la curación, entonces se pregunta: ¿Qué remedio eficaz podemos aplicar? Después de mucha oración y reflexión madura, nos propone al Sagrado Corazón de Jesús. A una sociedad actual enferma, le ofrece el Vicario de Cristo el único remedio posible para curarla.
• Promulga el 25 de mayo de 1899 la Encíclica “Annum Sacrum” sobre la consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús.
• Consagración hecha el 11 de junio de 1899: día del Sagrado Corazón.
• Explica el porqué de la importancia de la consagración de todo el género humano: “en la época en que la Iglesia, aún próxima a sus orígenes, estaba oprimida bajo el yugo de los Césares, un joven emperador percibió en el cielo una cruz que anunciaba y preparaba una magnífica y próxima victoria. Hoy tenemos aquí otro emblema bendito y divino que se ofrece a nuestros ojos: es el Corazón Sacratísimo de Jesús, sobre él que se levanta la cruz, y que brilla con un magnífico resplandor rodeado de llamas. En Él debemos poner todas nuestras esperanzas; tenemos que pedirle y esperar de Él la salvación de los hombres.”
• Envía junto con la encíclica, la fórmula de consagración. Pide ampliar el culto en todo el mundo católico. “La práctica de los primeros viernes y del mes de junio, si se propaga en medio del pueblo cristiano y se convirtiera en una especia de costumbre, rendiría frecuente y asidua afirmación del derecho real y divino que Cristo ha recibido de su Padre sobre todo el género humano".
Papa PÍo XI: EncÍclica sobre la necesidad de ExpiaciÓn al Sagrado Corazón en 1928
• Centra su atención en el “espíritu de expiación y reparación” necesarios en estos tiempos. El deber de consolar a Cristo y de unirse a su pasión para expiar con Él por los pecados propios y los del mundo entero.
• Sor Faustina: revelación del Corazón Misericordioso. “Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero" (en 1935).
• El Papa, con profunda gravedad, en sus palabras describe por qué considera que el mundo moderno está en poder del maligno, toca las áreas civiles y las religiosas.
• Viviendo la profecía de que la caridad se enfriaría.
• Por todo ello, pide que se haga reparación, para con ello atraer la misericordia y las gracias necesarias para la salvación del mundo. “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20). Considera que este abundar de gracia solo proviene de la reparación.
• Ordenó se rece en la fiesta del Sagrado Corazón una oración de reparación que él mismo promulgó.
Papa PÍo XII: La gran encÍclica de “Haurities Aquas” en 1956.
• La encíclica por excelencia sobre el culto al Sagrado Corazón: fundamentos teológicos y defensa.
• “Languidece la fe, se oscurece la esperanza en la vida eterna, se agudizan las maquinaciones de los impíos, que más que nunca parecen incitados por el enemigo infernal en su odio implacable y declarado contra Dios, contra la Iglesia y contra aquel que representa a Cristo en la tierra”.
• Ante los males que azotan al individuo, naciones, familias y orbe entero, ¿dónde se hallará un remedio eficaz?
• Concluye que la devoción al Sagrado Corazón es la que satisface las necesidades actuales de la Iglesia y del género humano. ¿Qué puede haber más eficaz que el amor de Cristo, que su Corazón revela y manifiesta?
• Considerar la devoción al Sagrado Corazón como bandera y manantial de unidad, de salvación y de paz.
• No duda en proponer la devoción al Sagado Corazón como escuela eficacísima de caridad divina en la que se ha de fundar, como en el más sólido fundamento, aquel Reino de Dios que urge establecer en las almas, en los individuos, en la sociedad familiar y en las naciones.
• Aumente la devoción al Sagrado Corazón para que se extienda por todo el mundo su imperio y su reino de verdad, de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz.
• Concluye que para que esta devoción produzca más frutos copiosos para el bien de toda la humanidad, procuren los fieles unir a ella estrechamente la devoción al Inmaculado Corazón. Ya que nuestra salvación es fruto de la caridad de Jesucristo y de sus padecimientos, a los cuales estaban íntimamente unidos el amor y los padecimientos de la Madre.
• Invita también que al Inmaculado Corazón se hagan actos de amor, piedad, honor y reparación.
• Consagra la Iglesia y el mundo entero al Inmaculado Corazón en 1942.
• Imparte de manera especial la bendición a los que se consagran a fomentar y promover la devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús.
San Juan Pablo II: el Papa de la civilizaciÓn del amor.
“En diferentes ocasiones he expresado mi convicción de que la devoción al Sagrado Corazón corresponde más que nunca, a las expectaciones y necesidades de nuestro tiempo. He hecho hincapié en que los elementos esenciales de esta devoción pertenece de una forma perenne a la espiritualidad de la Iglesia a través de su historia” (San Juan Pablo II a los Misioneros del Sagrado Corazón, 1987)
El Santo Padre está convencido de que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús es un remedio extraordinario para las necesidades extraordinarias de nuestro tiempo. “Cristo ofrece su divino y humano Corazón, fuente de reconciliación y principio de nueva vida en el Espíritu Santo, a todos los hombres y mujeres de hoy que están sumergidos en un mundo secularizado en el cual corren el peligro de perder el centro de la gravedad de sus vidas” (San Juan Pablo II, 28 de junio de 1998).
Vivimos en un mundo que se ha alejado de Dios, y por lo tanto ha perdido el centro de su gravedad. Todo está alterado: la fe, la relación con Dios, la moral, la vida familiar, las identidades del hombre y la mujer, los valores sobre la vida, etc.
1. Falta de fe: Santo Tomás ve el Corazón del Señor, penetra en su duda, su dedo en la llega del costado y exclama un grito de fe, de fe ardiente: “Señor mío y Dios mío”.
2. Falta de unidad: Su Amor atrae a cada criatura hacia sí y hace que aquellos que creen en Él tengan un solo corazón y una sola mente. Mientras el odio divide, separa y destruye, por el contrario, el amor unifica, trae paz y edifica. Por lo tanto, solo el amor perfecciona. La esencia del amor mutuo no consiste en el hecho de que nadie nos cause dolor, lo cual es imposible en la convivencia, sino que aprendemos a perdonar con prontitud y perfección.
3. Falta de paz: Su Corazón es signo de la reconciliación, la cual es la base de la paz. En Su Corazón se encuentran todos los hombres, en su debilidad, en su miseria y, a la vez, en su grandeza de hijos. Solo de Su Corazón fluye la paz. Cuando se aparece a los apóstoles, muestra la llaga de Su Corazón y dice: “La paz sea con ustedes”. La paz es fruto del amor de su Corazón.
4. Abunda el temor: “Cada uno puede contemplar este Cuadro del Corazón misericordioso de Jesús de donde irradian las gracias, y escuchar en lo más íntimo de su alma lo que oyó Santa Faustina: “No tengas miedo de nada. Yo estoy contigo”. Y así podemos contestar con seguridad: “Jesús, confío en ti”. Este diálogo del Corazón de Cristo con el corazón humano se basa en el amor, pues “en el amor no hay temor”, escribe San Juan, sino que “el amor perfecto expulsa el temor” (1 Juan 4:18).
5. Un mundo frío: la frialdad es fruto del egoísmo. Al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Por eso es necesario en estos tiempos acercarnos a la llama ardiente de amor y caridad del Corazón de Jesús. El amor de Cristo no se extingue ni se deteriora jamás. Su Amor es eterno. El único amor capaz de transformar el mundo y la vida humana. El único amor capaz de hacer que se enciendan de amor los corazones humanos. “La devoción a Mi Corazón es mi último esfuerzo para calentar a un mundo frío” (Jesús a Santa Margarita). Al egoísmo de nuestra época, a sus tendencias sensuales, a su indiferencia religiosa, se le opone el culto más delicado, más puro, más desinteresado, más tierno y compasivo: el culto al Sagrado Corazón.
6. Un mundo necesitado de amor: “Dios nos hizo para sí (nos creó por amor, para amar y ser amados) y nuestros corazones jamás descansarán, si no descansan en Él”. El amor es el motor de nuestra existencia. Esto quiere decir que la plenitud y madurez de nuestra humanidad se alcanza a la medida que experimentamos el amor de Dios, nos sabemos y sentimos amados por Él, y somos capaces de amar a los demás.
El corazón humano siempre tendrá hambre y sed de amor. Su mayor ansia es el amor. Y hasta que no vivimos en el amor, nuestros corazones están privados de su mayor anhelo. Todo el desarrollo humano, no solo el espiritual, se alcanza, a la medida que el ser humano experimenta el amor.
Es un grave error pensar que alcanzamos la realización fuera del amor. El egoísmo nos roba la dignidad y nos deja en un estado de inmadurez. No hay realización fuera del amor. Nuestra dignidad está en que somos hijos de Dios, y por lo tanto, vivimos por amor, en amor y para amar, “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1 Juan 3:1).
7. Desquebrajamiento de la familia: San Juan Pablo II al Cardenal Vidal en 1995: “En este misterio de Amor salvífico, revelado en el Corazón de Jesús, encontramos la luz y fortaleza para salvar a la familia cristiana, amenazada hoy en sus valores fundamentales”. Desquebrajamiento por el egoísmo y la falta de sacrificio. El amor se nutre en el sacrificio; no hay amor sin sacrificio; en las obras de Dios, nada grande puede ser más grande sin sufrimiento.
La civilizaciÓn del amor: su secreto para construirla.
Mensaje del 11 de junio de 1999, centenario de la Consagración del mundo al Sagrado Corazón.
• “Del Corazón de Cristo crucificado es de donde nace la nueva humanidad redimida del pecado".
• El hombre del año 2000 necesita del Corazón de Cristo para conocer a Dios y conocerse a sí mismo; lo necesita para construir la civilización del amor.
• El hombre ha errado. Que vuelva a la senda de la verdad; las tinieblas han invadido las almas, que esta oscuridad sea disipada por la luz de la verdad, la muerte se ha enseñoreado sobre nosotros, conquistemos la vida (Encíclica “Annun Sacrum”).
• Los que contemplan el Corazón de Jesús se convierten en trasmisores de luz y de vida; reconocen su propia dignidad y su destino. El Corazón de Jesús transforma el corazón humano: nos lleva a tener sus sentimientos.
• La nueva evangelización debe ser hecha por aquellos que contemplan y viven en el Corazón de Jesús, ya que es urgente que el mundo entienda que el cristianismo es la religión del amor. En pocas palabras es necesaria la devoción al Sagrado Corazón para que surjan misioneros de su amor y su verdad.
• Expresa su profunda aprobación y apoyo a todos los que de alguna forma continúan promoviendo la devoción, el estudio y el conocimiento del Corazón de Jesús, y pide que se trasmita a las futuras generaciones.
• Pasar de tener un corazón de piedra a uno de carne.
• El Corazón de Jesús, siendo el horno ardiente de caridad, la fuente de la salvación, la fuente abundante de gracia y salvación… es nuestra esperanza.
El 1 de septiembre de 1939, Adolfo Hitler traspasó la frontera polaca, masacrando cuanto encontró a su paso. Los Aliados declararon la guerra a Alemania. El 5 de septiembre de 1939, las máquinas de imprimir y evangelizar en Niepokalanow, la ciudad de la Inmaculada, se detuvieron; el huracán se avecinaba. La fuerza aérea alemana bombardeó Varsovia, y al pasar, tiró unas cuantas bombas en la ciudad mariana, haciendo poco daño físico y ninguno a los frailes.
Sin embargo, las autoridades civiles ordenaron al Padre Maximiliano Kolbe que dispersara la comunidad. Los 600 o 700 religiosos que vivían ahí, el monasterio más grande del mundo, debían dispersarse. Su superior, el Padre Maximiliano, después de darles todas las instrucciones y recomendaciones espirituales, mientras salían por la puerta los exhortó en su despedida: “No se olviden del amor”.
Solo la religion que enseña el amor de Dios y de los hermanos puede perfeccionar al hombre. Jesús nos enseñó lo que es el amor en perfección.
La encarnación es la entrada de Dios en la vida humana, en su cultura, su trabajo, su ambiente, para transformarlo. La cultura para ser auténticamente humana, debe aceptar el amor; la devoción al Corazón de Jesús crea una cultura de vida, de amor y de paz.