DOMINGO VII DE PASCUA
Las siguientes lecturas se
utilizan en los lugares donde la Ascensión del Señor se celebra el jueves de la semana VI del tiempo pascual.
PRIMERA LECTURA
Se dedicaban a la oración en
común
Lectura del libro de los Hechos de los
apóstoles 1, 12-14
Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el
monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en
sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago,
Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y
Judas el de Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración
en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus
hermanos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 26, 1. 4. 7-8a (R.: 13) R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi
vida, ¿quién me hará temblar? R.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de
mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R.
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro.» R.
SEGUNDA LECTURA
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pedro 4, 13-16
Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se
manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros, porque el Espíritu de
la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros. Que ninguno de vosotros tenga que sufrir por homicida, ladrón, malhechor o
entrometido. Pero, si sufre por ser cristiano, que no se avergüence, que dé gloria a Dios por
este nombre.
Palabra de Dios.
Aleluya Jn 14, 18
No os dejaré huérfanos -dice el Señor-; me
voy y vuelvo a vuestro lado, y se alegrará vuestro corazón.
EVANGELIO
Padre, glorifica a tu Hijo
Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 1 -1 la
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: -«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por
el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste.
Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado,
Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra, he
coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la
gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los hombres
que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado
tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he
comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido
verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos; no ruego por el
mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo
mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en
el mundo, mientras yo voy a ti.»
Palabra de Dios
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