Del oficio de lectura,
XII lunes ordinario
El cristiano es otro Cristo
Del Tratado de
San Gregorio de Nisa,
obispo, sobre el perfecto modelo del cristiano
PG 46, 254-255
Pablo, mejor que nadie, conocía a Cristo y
enseñó, con sus obras, cómo deben ser los que de él han recibido
su nombre, pues lo imitó de una manera tan perfecta que mostraba
en su persona una reproducción del Señor, ya que, por su gran
diligencia en imitarlo, de tal modo estaba identificado con el
mismo ejemplar, que no parecía ya que hablara Pablo, sino
Cristo, tal como dice él mismo, perfectamente consciente de su
propia perfección: Tendréis la prueba que buscáis de que
Cristo habla por mi. Y también dice:
Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
Él nos hace ver la gran virtualidad del nombre
de Cristo, al afirmar que Cristo es la fuerza y sabiduría de
Dios, al llamarlo paz y luz inaccesible en la que habita Dios,
expiación, redención, gran sacerdote, Pascua, propiciación de
las almas, irradiación de la gloria e impronta de la substancia
del Padre, por quien fueron hechos los siglos, comida y bebida
espiritual, piedra y agua, fundamento de la fe, piedra angular,
imagen del Dios invisible, gran Dios, cabeza del cuerpo que es
la Iglesia, primogénito de la nueva creación, primicias de los
que han muerto, primogénito de entre los muertos, primogénito
entre muchos hermanos, mediador entre Dios y los hombres, Hijo
unigénito coronado de gloria y de honor, Señor de la gloria,
origen de las cosas, rey de justicia y rey de paz, rey de todos,
cuyo reino no conoce fronteras.
Estos nombres y otros semejantes le da, tan
numerosos que no pueden contarse. Nombres cuyos diversos
significados, si se comparan y relacionan entre sí, nos
descubren el admirable contenido del nombre de Cristo y nos
revelan, en la medida en que nuestro entendimiento es capaz, su
majestad inefable.
Por lo cual, puesto que la bondad de nuestro
Señor nos ha concedido una participación en el más grande, el
más divino y el primero de todos los nombres, al honrarnos, con
el nombre de «cristianos», derivado del de Cristo, es necesario
que todos aquellos nombres que expresan el significado de esta
palabra se vean reflejados también en nosotros, para que el
nombre de «cristianos» no aparezca como una falsedad, sino que
demos testimonio del mismo con nuestra vida.