Oficio de
Lectura, 8 de Septiembre,
La Natividad de la
Santísima Virgen María
Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado
De los sermones de san Andrés de Creta, obispo
Cristo es el fin de la ley: él nos hace pasar de la
esclavitud de esta ley a la libertad del espíritu. La ley tendía
hacia él como a su complemento; y él, como supremo legislador, da
cumplimiento a su misión, transformando en espíritu la letra de la
ley. De este modo, hacía que todas las cosas lo tuviesen a él por
cabeza. La gracia es la que da vida a la ley y, por esto, es
superior a la misma, y de la unión de ambas resulta un conjunto
armonioso, conjunto que no hemos de considerar como una mezcla, en
la cual alguno de los dos elementos citados pierda sus
características propias, sino como una transmutación divina, según
la cual todo lo que había de esclavitud en la ley se cambia en
suavidad y libertad, de modo que, como dice el Apóstol, no vivamos
ya esclavizados por lo elemental del mundo, ni sujetos al yugo y a
la esclavitud de la ley.
Éste es el compendio de todos los beneficios que Cristo nos ha
hecho; ésta es la revelación del designio amoroso de Dios: su
anonadamiento, su encarnación y la consiguiente divinización del
hombre. Convenía, pues, que esta fulgurante y sorprendente venida de
Dios a los hombres fuera precedida de algún hecho que nos preparara
a recibir con gozo el gran don de la salvación. Y éste es el
significado de la fiesta que hoy celebramos, ya que el nacimiento de
la Madre de Dios es el exordio de todo este cúmulo de bienes,
exordio que hallará su término y complemento en la unión del Verbo
con la carne que le estaba destinada. El día de hoy nació la Virgen;
es luego amamantada y se va desarrollando; y es preparada para ser
la Madre de Dios, rey de todos los siglos.
Un doble beneficio nos aporta este hecho: nos conduce a la verdad y
nos libera de una manera de vivir sujeta a la esclavitud de la letra
de la ley. ¿De qué modo tiene lugar esto? Por el hecho de que la
sombra se retira ante la llegada de la luz, y la gracia sustituye a
la letra de la ley por la libertad del espíritu. Precisamente la
solemnidad de hoy representa el tránsito de un régimen al otro, en
cuanto que convierte en realidad lo que no era más que símbolo y
figura, sustituyendo lo antiguo por lo nuevo.
Que toda la creación, pues, rebose de contento y contribuya a su
modo a la alegría propia de este día. Cielo y tierra se aúnen en
esta celebración, y que la festeje con gozo todo lo que hay en el
mundo y por encima del mundo. Hoy, en efecto, ha sido construido el
santuario creado del Creador de todas las cosas, y la creación, de
un modo nuevo y más digno, queda dispuesta para hospedar en sí al
supremo Hacedor.
Oración
Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que cuantos
hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la
Virgen María consigamos aumento de paz en la fiesta de su
nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo.