Oficio de Lectura,
30 de
Noviembre,
San
Andrés, Apóstol
Hemos encontrado al Mesías
De las homilías
del obispo san Juan
Crisóstomo sobre el evangelio de san Juan
Andrés, después de permanecer con Jesús y de
aprender de él muchas cosas, no escondió el tesoro para sí solo,
sino que corrió presuroso en busca de su hermano, para hacerle
partícipe de su descubrimiento. Fíjate en lo que dice a su hermano:
Hemos encontrado al Mesías, que significa Cristo. ¿Ves de
qué manera manifiesta todo lo que había aprendido en tan breve
espacio de tiempo? Pues, por una parte, manifiesta el poder del
Maestro, que les ha convencido de esto mismo, y, por otra, el
interés y la aplicación de los discípulos, quienes ya desde el
principio se preocupaban de estas cosas. Son las palabras de un alma
que desea ardientemente la venida del Señor, que espera al que
vendrá del cielo, que exulta de gozo cuando se ha manifestado y que
se apresura a comunicar a los demás tan excelsa noticia. Comunicarse
mutuamente las cosas espirituales es señal de amor fraterno, de
entrañable parentesco y de sincero afecto.
Pero advierte también, y ya desde el principio, la
actitud dócil y sencilla de Pedro. Acude sin tardanza: Y lo
llevó a Jesús, afirma el evangelio. Pero que nadie lo acuse de
ligereza por aceptar el anuncio sin una detenida consideración. Lo
más probable es que su hermano le contase más cosas detalladamente,
pues los evangelistas resumen muchas veces los hechos, por razones
de brevedad. Además, no afirma que Pedro creyera al momento, sino
que lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que del mismo
Jesús aprendiera todas las cosas. Pues había también otro discípulo
que tenía los mismos sentimientos.
Si Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el
Cordero, y: Bautiza con Espíritu Santo, deja que sea
Cristo mismo quien exponga con mayor claridad estas verdades, mucho
más hizo Andrés, quien, no juzgándose capaz para explicarlo todo,
condujo a su hermano a la misma fuente de la luz, tan contento y
presuroso, que su hermano no dudó ni un instante en acudir a ella.
Oración
Protégenos, Señor, con la constante intercesión
del apóstol san Andrés, a quien escogiste para ser predicador y
pastor de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.