13 de Noviembre,
San Leandro,
Obispo
Gozo de la unidad de la Iglesia
De la homilía
pronunciada por san Leandro en honor de la Iglesia, al final del
Concilio III de Toledo.
PL 72, 894-895
Regocíjate y alégrate, Iglesia de Dios, gózate
porque formas un solo cuerpo para Cristo. Armate de fortaleza y
llénate de júbilo. Tus aflicciones se han convertido en gozo. Tu
traje de tristeza se cambiará por el de alegría. Ya queda atrás tu
esterilidad y pobreza. En un solo parto diste a Cristo innumerables
pueblos. Grande es tu Esposo, por cuyo imperio eres gobernada. Él
convierte en gozo tus sufrimientos y te devuelve a tus enemigos
convertidos en amigos.
No llores ni te apenes, porque algunos de tus
hijos se hayan separado de ti temporalmente. Ahora vuelven a tu seno
gozosos y enriquecidos.
Fíate de tu cabeza, que es Cristo. Afiánzate en la
fe. Se han cumplido las antiguas promesas. Sabes cuál es la dulzura
de la caridad y el deleite de la unidad. No predicas sino la unión
de las naciones. No aspiras más que a la unidad de los pueblos. No
siembras más que se semillas de paz y caridad. Alégrate en el Señor,
porque no has sido defraudada en tus sentimientos. Pasados los
hielos invernales y el rigor de las nieves, has dado a luz, como
fruto delicioso, como suaves flores de primavera aquellos que
concebiste entre gemidos y oraciones ininterrumpidas.
O bien:
Defensor y restaurador de la fe
Del libro de san Isidoro, obispo,
sobre los varones ilustres
Cap. 41: PL 83, 1103-1104
Leandro, hijo de Severino, natural de Cartagena,
fue, primeramente, monje y, después, metropolitano de la Bética. Era
hombre de condición apacible, de extraordinaria inteligencia y de
preclarísima moralidad y doctrina. La conversión de los visigodos,
de la herejía arriana a la fe católica, fue fruto de su constancia y
prudencia. Antes había sufrido destierro, y aprovechó este tiempo
para redactar dos volúmenes contra los arrianos y una exhortación, a
su hermana Florentina, sobre la vida consagrada y el desprecio del
mundo.
Trabajó asiduamente en la restauración litúrgica,
arregló el Salterio y compuso sentidas melodías para la santa misa,
Laudes y salmos. Escribió variedad de cartas al papa Gregorio, a su
propio hermano y a varios prelados. Gobernó su diócesis en tiempos
del rey Recaredo.
Oración
Oh Dios, que por medio de tu obispo san Leandro
mantuviste en tu Iglesia la integridad de la fe, concede a tu pueblo
permanecer siempre libre de todos los errores. Por nuestro Señor
Jesucristo.