Del oficio de lectura, 17 de Marzo,
San Patricio, Obispo
Muchos pueblos renacieron a Dios por mí
De la Confesión de san Patricio
(Caps. 14-16: PL 53, 808-809)
Sin cesar doy gracias a Dios que me mantuvo fiel el
día de la prueba. Gracias a él puedo hoy ofrecer con toda confianza a
Cristo, quien me liberó de todas mis tribulaciones, el sacrificio de mi
propia alma como víctima viva, y puedo decir: ¿Quién soy yo, y cuál es
la excelencia de mi vocación, Señor, que me has revestido de tanta
gracia divina? Tú me has concedido exultar de gozo entre los gentiles y
proclamar por todas partes tu nombre, lo mismo en la prosperidad que en
la adversidad. Tú me has hecho comprender que cuanto me sucede, lo mismo
bueno que malo, he de recibirlo con idéntica disposición, dando gracias
a Dios que me otorgó esta fe inconmovible y que constantemente me
escucha. Tú has concedido a este ignorante el poder realizar en estos
tiempos esta obra tan piadosa y maravillosa, imitando a aquellos de los
que el Señor predijo que anunciarían su Evangelio
para que llegue a oídos de todos los
pueblos. ¿De dónde me vino después este don tan grande y tan
saludable: conocer y amar a Dios, perder a mi patria y a mis padres y
llegar a esta gente de Irlanda, para predicarles el Evangelio, sufrir
ultrajes de parte de los incrédulos, ser despreciado como extranjero,
sufrir innumerables persecuciones hasta ser encarcelado y verme privado
de mi condición de hombre libre, por el bien de los demás?
Dios me juzga digno de ello, estoy dispuesto a dar mi
vida gustoso y sin vacilar por su nombre, gastándola hasta la muerte.
Mucho es lo que debo a Dios, que me concedió gracia tan grande de que
muchos pueblos renacieron a Dios por mí. Y después les dio crecimiento y
perfección. Y también porque pude ordenar en todos aquellos lugares a
los ministros para el servicio del pueblo recién convertido; pueblo que
Dios había llamado desde los confines de la tierra, como lo había
prometido por los profetas: A ti
vendrán los paganos, de los extremos del orbe, diciendo: «Qué engañoso
es el legado de nuestros padres, qué vaciedad sin provecho».
Y también: Te
hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín
de la tierra.
Allí
quiero esperar el cumplimiento de su promesa infalible, como afirma en
el Evangelio:
Vendrán de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán,
Isaac y Jacob.
Oración
Oh Dios, que elegiste a tu obispo san Patricio para
que anunciara tu gloria a los pueblos de Irlanda, concede, por su
intercesión y sus méritos, a cuantos se glorían llamarse cristianos, la
gracia de proclamar siempre tus maravillas delante de los hombres. Por
nuestro Señor Jesucristo.