Oficio de
lectura, 30 de Abril.
San Pío V,
Papa
La Iglesia está fundada
sobre la piedra que confesó Pedro
De los
tratados de san Agustín,
obispo, sobre el evangelio de san Juan
Tratado 124, 5
Dios, además de otros consuelos, que no cesa de
conceder al género humano, cuando llegó la plenitud de los tiempos,
es decir, en el momento que él tenía determinado, envió a su Hijo
unigénito, por quien creó todas las cosas, para que permaneciendo
Dios se hiciera hombre y fuese
el
mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús.
Y
ello para que cuantos creyeran en él, limpios por el
bautismo de todo pecado, fuesen liberados de la condenación eterna y
viviesen de la fe, esperanza y caridad, peregrinando en este mundo y
caminando, en medio de penosas tentaciones y peligros, ayudados por
los consuelos espirituales y corporales de Dios, hacia su encuentro,
siguiendo el camino que es el mismo Cristo.
Y a los que caminan en Cristo, aunque no se
encuentran sin pecados, que nacen de la fragilidad de esta vida, les
concedió el remedio saludable de la limosna como apoyo de aquella
oración en la que él mismo nos enseñó a decir:
Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores.
Esto es lo que hace la Iglesia, dichosa por su
esperanza, mientras dura esta vida llena de dificultades. El apóstol
Pedro, por la primacía de su apostolado, representaba de forma
figurada la totalidad de la Iglesia.
Pues Pedro, por lo que se refiere a sus
propiedades personales, era un hombre por naturaleza, un cristiano
por la gracia, un apóstol, y el primero de ellos, por una gracia
mayor; pero, cuando se le dice:
Te daré las llaves del
reino de los cielos, lo que ates en la tierra quedará atado en el
cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo,
representaba a toda la Iglesia, que en este mundo es
batida por diversas tentaciones, como si fuesen lluvias, ríos,
tempestades, pero que no cae, porque está fundamentada sobre la
piedra, término de donde le viene el nombre a Pedro.
Y el Señor dice:
Sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, porque Pedro había dicho:
Tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios vivo. «Sobre esta piedra que tú has
confesado edificaré mi Iglesia». Porque
la piedra era Cristo,
él es el cimiento sobre el cual el mismo Pedro ha sido
edificado, pues
nadie
puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.
La Iglesia, que está fundamentada en Cristo, ha
recibido en la persona de Pedro las llaves del reino de los a
cielos, es decir, el poder de atar y desatar los pecados. La
Iglesia, amando y siguiendo a Cristo, se libra de los males. Pero a
Cristo le siguen más de cerca aquellos que luchan por la verdad
hasta la muerte.
Oración
Señor, tú que has suscitado providencialmente en
la Iglesia al papa san Pío quinto, para proteger la fe y dignificar
el culto, concédenos, por su intercesión, participar con fe viva y
con amor fecundo en tus santos misterios. Por nuestro Señor
Jesucristo.