La
predicación de la verdad
Del tratado de
san Ireneo, obispo, contra las herejías
La Iglesia, diseminada por el
mundo entero hasta los confines de la tierra, recibió de los
apóstoles y de sus discípulos la fe en un solo Dios Padre
todopoderoso, que hizo el
cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen; y
en un solo Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó por
nuestra salvación; y en el Espíritu Santo, que por los profetas
anunció los planes de Dios, el advenimiento de Cristo, su nacimiento
de la Virgen, su pasión, su resurrección de entre los muertos, su
ascensión corporal a los cielos, su venida de los cielos, en la
gloria del Padre, para
recapitular todas las cosas y
resucitar a todo el linaje humano, a fin de que ante
Cristo Jesús, nuestro Señor, Dios y Salvador y Rey, por voluntad del
Padre invisible, toda rodilla
se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua
proclame a quien hará justo juicio en todas las cosas.
La Iglesia, pues, diseminada,
como hemos dicho, por el mundo entero, guarda diligentemente la
predicación y la fe recibida, habitando como en una única casa; y su
fe es igual en todas partes, como si tuviera una sola alma y un solo
corazón, y cuanto predica, enseña y transmite, lo hace al unísono,
como si tuviera una sola boca. Pues, aunque en el mundo haya muchas
lenguas distintas, el contenido de la tradición es uno e idéntico
para todos.
Las Iglesias de Germania
creen y transmiten lo mismo que las otras de los iberos o de los
celtas, de Oriente, Egipto o Libia o del centro del mundo. Al igual
que el sol, criatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo,
así también la predicación de la verdad resplandece por doquier e
ilumina a todos aquellos que quieren llegar al conocimiento de la
verdad.
En las Iglesias no dirán
cosas distintas los que son buenos oradores, entre los dirigentes de
la comunidad (pues nadie está por encima del Maestro), ni la escasa
oratoria de otros debilitará la fuerza de la tradición, pues siendo
la fe una y la misma, ni la amplía el que habla mucho ni la
disminuye el que habla poco.
Oración
Señor, Dios nuestro, que
enalteciste a tu evangelista san Marcos con el ministerio de la
predicación evangélica, concédenos aprovechar de tal modo sus
enseñanzas que sigamos siempre fielmente las huellas de Cristo.
Que vive y reina contigo.