Oficio de lectura, 21 de
Abril
San Anselmo
Obispo y doctor de la
Iglesia
Que te conozca y te ame, para que
encuentre en ti mi alegría
Del libro Proslogion de san Anselmo,
obispo
¿Has encontrado, alma mía, lo que buscabas?
Buscabas a Dios, y has encontrado que él está por encima de todas
las cosas, que nada mejor que él se puede imaginar, y que él es la
vida, la luz, la sabiduría, la bondad, la bienaventuranza eterna y
la eternidad dichosa; él está por todas partes y siempre.
Señor Dios mío, creador y restaurador de mi ser,
di a alma deseosa que eres otro del que ella ha visto para vea
limpiamente lo que desea. Intenta ver más, pero no ve nada más de lo
que ha visto, sino tinieblas. En verdad no ve tinieblas, puesto que
en ti no existen, pero ve que no puede ver más por sus propias
tinieblas.
De verdad, Señor, que esta luz en la que habitas
es inaccesible, pues no existe nadie que pueda penetrar esta luz
para contemplarte. Yo no la veo, pues es excesiva para mí, y, sin
embargo, todo lo que veo lo veo por ella, del mismo modo que el ojo
débil, lo que ve, lo ve por la luz del sol, aunque no pueda mirarlo
directamente.
¡Mi entendimiento no puede alcanzar esa luz!; es
demasiado resplandeciente para comprenderla, y tampoco los ojos de
mi alma soportan el mirarla por mucho tiempo. Su fulgor la
deslumbra, su sublimidad la supera, su inmensidad la anonada, su
amplitud la ofusca.
¡Oh luz suprema e inaccesible! ¡Oh verdad íntegra
y feliz, qué lejos estás de mí que estoy tan cerca de ti! ¡Qué lejos
estás de mi presencia, mientras yo siempre estoy en la tuya!
En todas partes estás presente e íntegra, y yo no
te veo. Me muevo y existo en ti, y, sin embargo, no puedo
alcanzarte. Estás dentro y alrededor de mí y no te siento.
Te ruego, Señor, que te conozca y te ame para que
encuentre en ti mi alegría. Y si en esta vida no puedo alcanzar la
plenitud, que al menos crezca de día en día hasta que llegue a
aquella plenitud. Que en esta vida se haga más profundo mi
conocimiento de ti, para que allí sea completo; que tu amor crezca
en mí para que allí sea perfecto, y que mi alegría, grande en
esperanza, sea completa en la posesión.
Señor, por medio de tu Hijo nos ordenas e incluso
nos aconsejas que pidamos, y prometes que recibiremos, para que
nuestro gozo sea perfecto. Yo te pido, Señor, como nos aconsejas por
medio de nuestro admirable consejero, que reciba lo que prometes por
tu fidelidad, para que mi gozo sea perfecto. Yo te pido, Dios veraz,
que reciba, para que mi gozo sea perfecto.
Entre tanto, que esto sea lo que medite mi mente,
proclame mi lengua, ame mi corazón y hable mi boca. Que sea el
hambre de mi alma, y la sed de mi cuerpo; que todo mi ser lo desee,
hasta que entre en el gozo del Señor, que es Dios trino y uno,
bendito en todos los siglos. Amén.
Oración
Señor Dios, que has concedido a tu obispo san
Anselmo el don de investigar y enseñar las profundidades de tu
sabiduría, haz que nuestra fe ayude de tal modo a nuestro
entendimiento, que lleguen a ser dulces a nuestro corazón las cosas
que nos mandas creer. Por nuestro Señor Jesucristo.