MARTES SEGUNDO DE ADVIENTO, Liturgia de las
horas
PRIMERA LECTURA
Del Libro del Profeta
Isaías 24, 19-25, 5
SEGUNDA LECTURA
De la Constitución dogmática Lumen Géntium, sobre la Iglesia, del
Concilio Vaticano Segundo
(Núm. 48)
Índole
escatológica de la Iglesia peregrinante
La Iglesia, a la que todos hemos sido llamados en Cristo Jesús y en
la cual, por la gracia de Dios, conseguimos la santidad, no será llevada
a su plena perfección, sino cuando llegue el tiempo de la restauración
de todas las cosas y cuando, con el género humano, también el universo
entero –que está íntimamente unido al hombre y por él alcanza su fin-
será perfectamente renovado en Cristo.
Porque Cristo, levantado en alto sobre la tierra, atrajo hacia sí a
todos los hombres; habiendo resucitado de entre los muertos, envió su
Espíritu vivificador sobre sus discípulos, y por él constituyó su
cuerpo, que es la Iglesia, como sacramento universal de salvación.
Ahora, sentado a la diestra del Padre, actúa sin cesar en el mundo para
conducir a los hombres a su Iglesia, y por ella unirlos a sí más
estrechamente y, alimentándolos con su propio cuerpo y sangre, hacerlos
partícipes de su vida gloriosa.
Por tanto, la restauración prometida que esperamos ya comenzó en Cristo,
es impulsada con la venida del Espíritu Santo y por él continúa en la
Iglesia, en la cual, por la fe, somos instruidos también acerca del
sentido de nuestra vida temporal, mientras que, con la esperanza de los
bienes futuros, llevamos a cabo la obra que el Padre nos ha confiado en
el mundo y trabajamos por nuestra salvación.
La plenitud de los tiempos ha llegado, pues, hasta nosotros, y la
renovación del mundo está irrevocablemente decretada y empieza
verdaderamente a realizarse, en cierto modo, en el siglo presente, pues
la Iglesia, ya en la tierra, se reviste de una verdadera, si bien
imperfecta, santidad.
Y hasta que lleguen los nuevos cielos y la nueva tierra, en los que
tendrá su morada la justicia, la Iglesia peregrinante –en sus
sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo- lleva consigo
la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las criaturas,
que gimen entre dolores de parto hasta el presente, en espera de la
manifestación de los hijos de Dios.