Dormidos ante el mal
Padre Jordi Rivero

Mientras los cristianos duermen, el mal avanza. Esto lo demuestra la historia. Es hora de despertar del sueño.

Las ideas preceden a los hechos y son las municiones en la guerra por la conquista de las mentes. Quien domina las mentes domina los corazones y las almas. En la segunda mitad del siglo XIX, Friederich Nietzsche y otros filósofos declararon: "Dios está muerto". Su concepto de un mundo sin Dios inspiró a Hitler y a sus nazis, como también a Marx y Engels, fundadores del comunismo ateo. Comunismo y Nazismo: dos grandes fuerzas que se presentan como antagónicas pero que en realidad son dos cabezas de la misma bestia infernal. Esta, embriagada de arrogancia y odio contra Dios y no pudiendo contra El, persigue a Sus hijos en la tierra.

Apocalipsis 12,17
Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.

 ¡Y con que furor las persigue!  ¡Cuanto engaño, destrucción y muerte causó la bestia en el siglo XX! Guerras, holocaustos,  miseria atroz en innumerables países. Ha comenzado el siglo XXI y los pueblos continúan sufriendo. Los pueblos continuan poniendo su esperanza en ideologías que debían a estas alturas estar ya desacreditadas. Esto ocurre en gran parte porque los cristianos estamos dormidos. No damos testimonio con nuestra vida del poder liberador de Cristo. ¡Cuantos cómplices tiene la bestia! ¿Acaso no son culpables también los cristianos que nos quedamos dormidos ante el mal?. La Virgen desde Fátima y los Papas nos han advertido la urgencia de unirnos en la batalla en Cristo y Su Iglesia. Pero a Dios en el occidente se le tiene como una figura superflua, un símbolo arcaico del pasado ya superado. Muy pocos, aun entre los cristianos, comprenden las dramáticas consecuencias de la arrogancia erguida contra Dios.

Otra cabeza de la bestia es el materialismo. Esta nos enseña que el dinero lo consigue todo. Lo mas importante es evitar sufrimientos y aumentar el placer. Antes de matar la serpiente del materialismo nos anestesia, para que perdamos la conciencia de nuestro deslice hacia el egoísmo y la inmoralidad. Si no se combate, pronto la fiebre de la concupiscencia se hace insaciable y obstina la razón. El demonio no descansa. Ya lo dijo Jesús:  Lucas 16:8  -los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.

Siendo así las cosas, Sigmund Freud y sus seguidores "descubrieron" que el principio y el fin de la vida no es el amor como decían los cristianos sino el placer sexual. Desligó el sexo del amor conyugal para repartirlo como un objeto de placer egoista.  La moral cristiana fue condenada como una represión dañina. La Iglesia nos había engañado y hacía falta una liberación de sus enseñanzas. Después de las guerras todos estaban cansados de sacrificios y disciplinas. En adelante, amor debía significar desahogo sexual en cualquier forma. Muchos cristianos dormían. 

El Dr. Benjamin Spock declaró que los padres no debían corregir a sus hijos porque podrían herir su personalidad y dañar su auto estima. Después de todo, si Dios no existe y si lo importante en la vida es el placer, ¿quién puede decir que existe el bien o el mal?  ¿Para que imponer nuestras reglas a los niños? Los cristianos en general callaron para no parecer estar fuera de moda o ser intransigentes.  

Entonces el gobierno impuso leyes para que los maestros no disciplinen en la escuela. Disciplinar requiere tener valores morales y eso es parte de la religión. El estado no debe meterse en eso sino mantener separación total entre iglesia y estado.   Disciplinar podría considerarse abuso contra menores y acarrear demandas judiciales. Ya nadie se atrevió a disciplinar. Pronto se olvidaron de la diferencia fundamental entre corregir o disciplinar y abusar o humillar... Hoy día los niños en la escuela viven bajo terror por las gangas que llevan armas y se burlan de los maestros. Los cristianos siguen durmiendo.

Los ateos se organizaron y la señora Madeline Murray O Hare de los Estados Unidos protestó contra la oración en las escuelas. Los cristianos dormían pensando que eso no pasaría en USA. Los ateos gritaban mas fuerte y la oración en las escuelas públicas fue prohibida. Mientras tanto, por primera vez, un católico ocupaba la presidencia de Estados Unidos. Este se jactaba de separar su fe de su gobierno.    

El movimiento ateo fue creciendo. Bajo pretexto de que no se debe forzar la religión, exigieron que ni siquiera se mencione la Biblia en las escuelas. La mayoría de los cristianos pensó que aquello no tenía importancia. Pronto la Biblia desapareció de las escuelas y hasta se prohibió poner el pesebre de Navidad en los edificios públicos. El pesebre también se consideró "ofensivo".  

Entonces atacaron el principio de la ley natural como fundamento de la ley civil. Argumentaron que no hay bien ni mal que se pueda conocer objetivamente y por lo tanto la ley no debería fundamentarse en principios inalterables. La ley entonces quedó a la merced de las crecientes demandas de una cultura fundamentada en el placer.  Pronto se legalizó el aborto y se comenzaron a matar mas de 4000 inocentes cada día en USA. Hubo protestas, se formaron grupos, pero la mayoría de los cristianos dormían. Quizás se consolaban pensando que ya ellos habían nacido. 

Los comerciantes de pornografía aprovecharon las nuevas libertades para sacar sus revistas del escaparate. Ya no tenían porque esconderse ya que en la nueva cultura tienen su lugar entre las mas prestigiosas. Se insertaron en todos los ambientes como lectura respetable. Para aumentar aun mas la "apreciación del cuerpo" proliferó la pornografía infantil, la fascinación con las aberraciones sexuales, violencia y masoquismo. A esto le llamaron libertad de expresión. Los cristianos dormían. 

Otro "experto" en la educación declaró: "Los menores van a tener relaciones sexuales de todas maneras.  Vamos a facilitarles todos los condones que quieran para que puedan divertirse sin contraer enfermedades. Se los daremos en la escuela y, para proteger los derechos de privacidad del niño, no informaremos a los padres". Pronto tuvimos más inmoralidad que nunca antes, mas abortos, más enfermedades venéreas y más jóvenes incapaces de las responsabilidades del matrimonio. 

La industria del "entretenimiento" dijo: "En este ambiente hay grandes oportunidades para hacer dinero. Hagamos películas y shows que promuevan la profanación, la violencia y el sexo ilícito. Lo único que es sagrado es nuestro derecho a hacer lo que queramos"  Pronto descubrieron que tenían aun mas éxito si se burlaban de la Iglesia Católica, si la calumniaban y falsificaban su mensaje. Los católicos seguían dormidos. Pensaban quizás: "Al que no le guste que no las vea..."

Las compañías de "música" decidieron: "Vamos a grabar música que incite a la lujuria y todo tipo de explotación del sexo. Fuera toda represión impuesta por la Iglesia.  Invitemos también a drogarse, al asesinato, al suicidio, a cometer violaciones y adorar al demonio. Y los católicos se resignaron pensando: Es solo música, no hace daño a nadie, son los tiempos, sólo se divierten, el que no lo quiera que no escuche...  

Entonces el pueblo dijo: "No importa a quien elijamos para que nos gobierne, no importa si es un depravado, mientras diga lo que nos gusta escuchar"  Que cada uno haga lo que quiera. Olvidó la advertencia de San Pablo de nunca acomodarse al mundo. 

El gobierno entonces redefinió el matrimonio de manera que ya no tenga su naturaleza propia según los planes de Dios para el bien del hombre, la mujer y los hijos. Pasó a llamarse matrimonio cualquier unión hecha según el antojo de los contrayentes.  Se estableció la agenda homosexual en las escuelas de todo nivel y en la adopción de niños.  Al no existir ni ley natural ni revelación divina, ni valores familiares, se declaró que quien se oponga al nuevo orden no está capacitado para trabajos de responsabilidad.  Cualquier crítica se diagnosticaba como enfermedad de "homofobia".

La rebelión contra las enseñanzas de Dios se infiltró en la Iglesia. Comenzaron a presionar para que se elimine toda enseñanza divina que se opone a la mentalidad del mundo. Repetían una gran verdad: "Dios nos ama como somos".  Pero falsamente deducían que Dios no requiere conversión. Se interpretó El amor de Dios como complacencia divina ante nuestro estado de pecado. Se propuso que toda actividad sexual, sea cual fuese, antes o después del matrimonio debía ser aceptada mientras que los participantes "se amen". Ya no se habla de esposos porque ahora son "pareja"  Muchos católicos adoptaron el estilo de vida del mundo: los anticonceptivos, el aborto, la infidelidad conyugal. La "liberación" no solo ocurrió en el ámbito sexual. Se llegó a creer que ya no existe ningún pecado (excepto, claro esta, los pecados de "intolerancia" y "homofobia").  Como consecuencia, se comprendió que no hay necesidad de dominar los instintos bajos ¿Que instintos bajos?.

El hombre, ahora iluminado con su nueva ciencia, llegó a superar el antiguo concepto de pecado: Al robo se le llamó "saber aprovechar la situación"; al aborto: "una interrupción"; al mentir: "el derecho a mi opinión"; a la charlatanería: "elocuencia"; a la arrogancia: "defender derechos"; a la cobardía: "prudencia"; a la gula se le llama "apetito"; a la avaricia: "ser emprendedor"; a la vagancia se le llama "descanso", al adulterio: "tener muchas amistades". 

Se hizo una nueva interpretación de la Biblia para descalificar como opiniones de los autores de la época a todo lo que no concuerda con la mentalidad moderna.

San Pablo advierte que la incapacidad de discernir entre el bien y el mal es consecuencia de la impiedad y no tiene excusa:

En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.  -Romanos 1,18-25

Ahora nos preguntamos por que tanta violencia, divorcio, depresión, suicidio, enfermedades mentales, caos...  Pero en realidad somos nosotros los que hemos excluido a Dios de nuestro ambiente.

¿Cuando despertaremos lo cristianos y comprenderemos la urgencia de nuestros tiempos? No es suficiente creerse bueno, hace falta amar lo suficiente a Cristo como para luchar por Su reino hasta entregar la vida. 

De la Palabra de Dios:

Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio.   -II Timoteo 4, 3-5

Pero tengo contra ti que toleras a Jezabel, esa mujer que se llama profetisa y está enseñando y engañando a mis siervos para que forniquen y coman carne inmolada a los ídolos. Le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. Mira, a ella voy a arrojarla al lecho del dolor, y a los que adulteran con ella, a una gran tribulación, si no se arrepienten de sus obras.  -Apocalipsis 2, 20-21

I Tesalonicenses 5:5
pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas. Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

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