El precio de la salvación
Un
párroco muy querido presento a su feligresía un señor,
explicando que era su amigo mas querido de la infancia y que deseaba
darle unos minutos para que les saludara y compartiera con ellos lo
que él sintiera que fuese apropiado.
El
señor miró con cariño a todos y comenzó: "Un padre, su hijo,
y un amigo del hijo navegaban en el Pacífico, cuando una tormenta los
sorprendió haciendo imposible todos los intentos de regresar a la
costa. Las olas eran tan altas que, aunque el padre era un navegante
experimentado, no pudo dominar el velero y los tres fueron arrastrados
mar adentro."
El
invitado titubeó por un momento, haciendo contacto de ojo con dos jóvenes,
que por primera vez desde que el servicio comenzó, empezaron a lucir
un poco más interesados en su historia. Continuó con su
historia: "Después de unas 4 horas de intensa lucha por
mantenerse a flote, una gigantesca ola barrió la cubierta con una
fuerza brutal. Los dos jóvenes fueron echados al mar. El padre, agarrando
la soga de rescate, tuvo que hacer la decisión mas difícil de su
vida: A cual de los dos muchachos le iba a tirar la soga. Tenía nada
más unos segundos para hacer su decisión. El padre sabía que su
hijo era Cristiano y que su amigo no. La agonía de su decisión era
mayor que el ímpetu de las olas. El padre le gritó a su hijo, 'te
amo, hijo mío!', y le tiró la soga de rescate al amigo. Cuando
volvió por su hijo, este había desaparecido bajo la olas en la noche
oscura. Por mas que lo buscaron, nunca apareció. Ni siquiera se
encontró jamás su cuerpo."
Mientras
los jóvenes sentados derechitos en el banco, estaban ansiosamente
esperando las próximas palabras. "El padre," continuó,
"sabía que su hijo iba a estar en la eternidad con Jesús pero
temía por el destino del otro joven que no conocía a Jesucristo. Es
por eso que decidió entregar a su hijo para salvar la vida del amigo
de su hijo. ¡Que grande es el amor de Dios que hizo lo mismo por
nosotros!. Nuestro Padre Celestial sacrificó su Hijo único para
nuestra salvación. Yo les suplico que acepten la oferta de rescate y
agarren la soga de vida que El les está ofreciendo en este mismo
momento."
La
Iglesia quedó en profundo silencio. A la salida, los
dos jóvenes se acercaron al anciano y uno le dijo:
"Fue una
bonita historia, comprendo que ayuda
a entender el amor de Dios al entregar a Su único Hijo por cada uno
de nosotros.
Pero no creo que fue muy realista, que un padre entregase la vida de
su hijo con la esperanza que el otro se convirtiera al
Cristianismo."
"Bueno,
comprendo lo que dices", el anciano replicó. Quedó entonces en
silencio mientras de su
mejilla corría una lágrima. "No parece muy realista",
continuó diciendo. Miró entonces
serenamente a los jóvenes, su rostro al mismo tiempo reflejaba dolor
y un gran gozo. "De verdad que no fue muy realista, ¿cierto?"
pero tengo algo mas
que decirles. Queridos amigos, yo soy ese padre, y vuestro párroco
era el amigo de mi hijo.
Autor
desconocido, adaptado por el Padre Jordi Rivero