¿CUANTO VALES?
Alfredo, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amigo José a tomar un café. Deprimido, descargó en el
sus angustias ... que el trabajo, que el dinero, que la relación con
su pareja, que su vocación ... todo parecía estar mal en su vida.
José sacó entonces de su bolsillo un billete de 100 dólares y le dijo:
-"Alfredo, ¿quieres este billete?"
Alfredo, un poco confundido, le dijo: -"Claro ...
son 100 dólares, ¿quién no los querría?" Entonces José
tomó el billete, lo apretujó entre sus puños, lo arrugó hasta
hacerlo un pequeño bulto de papel. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo, volvió a
preguntarle: -"Y ahora igual lo quieres?"
-"No sé qué pretendes con esto", dijo Alfredo, "pero
siguen siendo 100 dólares, claro que los tomaré si me lo
entregas."
Entonces José desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo
restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado.
-"¿Lo sigues queriendo?"
-"Mira José, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un
billete de 100 dólares y mientras no lo rompas conserva su
valor..."
-"Entonces, debes saber que aunque a veces algo no salga como
quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, SIGUES siendo tan
valioso como siempre lo has sido. Lo importante es saber cuanto
vales y eso ya Jesucristo te lo demostró muriendo por ti en la cruz. El crucifijo nos lo recuerda: tu vales el precio de Su
Sangre derramada para salvarte. Así nos amó.
Entonces, lo que importa
es saber CUANTO VALES y no lo golpeado que puedas estar en un momento
determinado".
Alfredo se quedó mirando a José sin atinar con palabra alguna
mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
José puso el arrugado billete en la mesa cerca de Alfredo y con una
sonrisa cómplice agregó: -"Toma, guárdalo para que te
recuerdes de esto cuando te sientas mal ... ¡pero me debes un billete
nuevo de 100 dólares para poder usarlo con el próximo amigo que lo
necesite!"
Alfredo volvió a mirar el
billete, sonrió, lo guardó en su billetera y dotado de una renovada
esperanza llamó al mesero para pagar la cuenta.
Mateo 12,12
Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja!
Lucas 12,22-24
Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis: porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido; fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!
I Pedro 1,18-19
sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata,
sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo,
Gálatas 2, 20
y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
I Corintios 6,19-20
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.
-Autor anónimo,
adaptado por el Padre Jordi Rivero