OPERACIÓN DE CORAZON ABIERTO

Me encuentro en el quirófano, acostado boca arriba, la cabeza en una almohada pequeña y las luces deslumbrantes sobre mi rostro.  Se está realizando una operación de corazón abierto.  El mío.  Me inclino un poco y puedo ver al médico.  El gira su cabeza hacia mí y con voz suave y confortante me dice:

-Tu corazón se encuentra endurecido y envejecido.  Es muy peligroso.

-¿Endurecido?  -pregunto, sorprendido.

-Y envejecido -me responde, con voz suave.

-¿Envejecido?  ¿A mi edad?  -pregunto, más extrañado aún-.  ¿Cómo puede ser?

El médico gira su cuerpo hacia mí completamente y me dice:

-Endurecido y envejecido.  Algunas cosas logran ese efecto: tu poco esfuerzo y tus virtudes adormecidas, la suciedad del mundo y las pasiones, la falta de oración y las pocas visitas de Dios en él.  Pocas personas saben esto.  Viven de esta manera y mueren pronto.  No es bueno que continúes como estás ahora.  Necesitas que te cambie el corazón.

-Deseé cambiar mi corazón antes, pero no pude.   Ahora lo veo claro; yo sólo no podía...  Gracias por traerme aquí  -digo, inclinando la cabeza hacia atrás de nuevo.  El toma mi mano en un gesto de comprensión y yo agrego, en un hilo de voz:- Sigue, por favor; haz lo que desees conmigo.

Y Jesús siguió adelante con la cirugía.

             Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al Tuyo

Frankie

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